Alan Mathison Turing (Londres, 23 de junio de 1912 – Manchester, 7 de junio de 1954) fue un matemático, lógico, criptógrafo, filósofo y pionero de la informática. Es ampliamente reconocido como uno de los padres fundadores de la computación moderna y la inteligencia artificial. Su trabajo no solo revolucionó las matemáticas y la lógica, sino que tuvo un impacto decisivo durante la Segunda Guerra Mundial, contribuyendo de manera significativa a la victoria aliada sobre la Alemania nazi.

Primeros años y formación académica

Alan Turing nació en Londres en una familia de clase media. Su padre, Julius Turing, era un funcionario colonial británico, y su madre, Ethel Sara Turing, era de origen inglés. Desde temprana edad, Turing mostró una notable habilidad para las matemáticas y las ciencias, pero su educación fue algo inusual debido a sus tendencias introvertidas y sus dificultades para adaptarse al sistema escolar.

Turing asistió a la escuela secundaria en Sherborne School, donde destacó por su talento en matemáticas y ciencias, aunque no era un estudiante particularmente aplicado en otras materias. A los 16 años, Turing ya estaba trabajando en problemas matemáticos complejos por su cuenta, y fue entonces cuando comenzó a mostrar su fascinación por la teoría de la probabilidad y los sistemas lógicos.

En 1931, Turing ingresó al King’s College de la Universidad de Cambridge, donde estudió matemáticas. Su talento excepcional pronto lo llevó a obtener una beca en 1934. En Cambridge, Turing trabajó bajo la tutoría de Godfrey Harold Hardy, un destacado matemático británico, y en 1935, presentó su primera publicación importante: un artículo sobre los números reales y los procesos continuos.

En 1936, Turing publicó su famoso artículo titulado «On Computable Numbers, with an Application to the Entscheidungsproblem», en el que introdujo la noción de la máquina de Turing. Este concepto se convertiría en la piedra angular de la teoría de la computación. Turing demostró que ciertos problemas matemáticos no pueden ser resueltos mediante algoritmos, lo que estableció un límite fundamental a lo que las máquinas pueden hacer.

La máquina de Turing y la computación teórica

La máquina de Turing es una abstracción matemática que define un dispositivo capaz de simular cualquier algoritmo computacional. Aunque Turing no construyó una máquina física real, su modelo teórico es la base de la teoría de la computación moderna y sigue siendo relevante hoy en día. En este artículo, Turing también abordó el problema de la decisión (Entscheidungsproblem) planteado por David Hilbert, demostrando que no existe un algoritmo general que pueda determinar la verdad o falsedad de todas las proposiciones matemáticas.

El trabajo de Turing no solo fue clave para el desarrollo de la informática, sino que también influyó profundamente en el campo de la inteligencia artificial. Turing formuló lo que hoy se conoce como el «Test de Turing», una prueba para determinar si una máquina puede exhibir una inteligencia comparable a la humana, al hacer indistinguibles sus respuestas de las de un ser humano.

Trabajo en Bletchley Park y la Segunda Guerra Mundial

En 1938, Turing comenzó a trabajar en el campo de la criptografía. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado por el gobierno británico para trabajar en Bletchley Park, el centro de descifrado de códigos de la inteligencia británica. Allí, Turing se dedicó a descifrar los códigos de la máquina Enigma utilizada por la Alemania nazi.

Turing desempeñó un papel crucial en el desarrollo de la «bomba» (un dispositivo electromechanical diseñado para ayudar a descifrar los mensajes codificados por la Enigma). A pesar de que otros matemáticos y criptógrafos estaban trabajando en Bletchley Park, Turing fue quien ideó el método más eficaz para romper el código de Enigma, lo que tuvo un impacto trascendental en el resultado de la guerra. El trabajo de Turing y su equipo permitió a los aliados interceptar y descifrar comunicaciones cruciales de los nazis, lo que les dio una ventaja estratégica decisiva.

Después de la guerra, Turing continuó su trabajo en computación. En 1945, fue llamado a trabajar en el Laboratorio Nacional de Física de Reino Unido, donde colaboró en el diseño de la ACE (Automatic Computing Engine), uno de los primeros prototipos de una computadora electrónica programable. Aunque nunca se completó, la ACE fue un precursor importante de las máquinas de computación posteriores.

Vida personal y persecución

La vida personal de Turing estuvo marcada por tragedias y dificultades. En 1952, fue arrestado por homosexualidad, que en esa época era ilegal en el Reino Unido. A pesar de sus contribuciones sobresalientes a la ciencia, fue condenado a castración química como parte de su condena, lo que afectó profundamente su salud y bienestar.

Turing murió el 7 de junio de 1954, a la edad de 41 años, en circunstancias que aún generan debate. Se cree que se suicidó ingiriendo cianuro, aunque algunos sostienen que su muerte podría haber sido accidental. Años después, su legado fue ampliamente reconocido y rehabilitado.

Legado y reconocimiento póstumo

El trabajo de Turing fue ignorado o minimizado por mucho tiempo debido a la persecución que sufrió. Sin embargo, en las décadas siguientes, su contribución al campo de la computación fue ampliamente reconocida. En 2009, el primer ministro británico, Gordon Brown, emitió una disculpa oficial en nombre del gobierno del Reino Unido por el trato injusto hacia Turing. En 2013, la reina Isabel II le otorgó un perdón póstumo.

Turing es recordado hoy no solo por sus avances en matemáticas y computación, sino también como un símbolo de la lucha por los derechos de las personas LGBT+ y de la importancia de reconocer las contribuciones de individuos que han sido injustamente marginados.

Existen numerosos premios y distinciones en su honor, como el Premio Turing, que es considerado uno de los más prestigiosos en el campo de la informática.

Conclusión

Alan Turing fue un visionario cuyas ideas revolucionaron la teoría de la computación, la criptografía y la inteligencia artificial. Su trabajo sentó las bases para la era digital moderna, y su legado continúa siendo una fuente de inspiración tanto para científicos como para activistas en todo el mundo. A pesar de las dificultades personales y la injusticia que sufrió en su vida, Turing sigue siendo una figura central en la historia de la ciencia y la tecnología.