Respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada preste atención en favor de otra. También se conoce así al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona. Situación que nace en un espacios donde me encuentro en una dependencia emocional.

Patología
La psicología actual explica que los celos son la respuesta natural ante la amenaza de perder una relación interpersonal importante para la persona celosa. Los celos parecen estar presentes en todas las personas, indistintamente de su condición socio-económica o forma de crianza y manifestarse en personalidades que aparentemente parecían seguras de sí mismas. Una característica que parece destacarse en las personas celosas es tener rasgos de egoísmo. Los celos también tienen relación con la vergüenza que es una respuesta natural del organismo. Muchas de ellas, una vez que los padecen, se sorprenden de si mismas ya que ni siquiera sospechaban que los padecieran. Los celos pueden ser sanos cuando lo que se demanda es algo que se debe hacer sobre una base de equidad en la pareja; sin embargo acudir a este tipo de conducta refleja carencias personales muy profundas.

El celo carnal se expresa cuando se hacen demandas inapropiadas y cuando ejercen sentimientos enfermizos porque las demandas no son satisfechas. Este sentimiento refleja una cierta inseguridad emocional por perder dominio o sentir menoscabo en una relación interpersonal. Los celos se manifiestan ante la aparición de una situación o persona que el yo-interno clasifica como mucho más dominante y competitiva. Los celos provocan que el sujeto que los padece, se sienta vulnerado y ejerza un predominio de la persona objeto del celo, atrapándola en una red de circunstancias opresivas tales como privarla de la libertad, aislarla, seguirla al trabajo, revisar sus relaciones externas, buscar una evidencia de traición etc.

Además de las circunstancias causadas por el libre albedrío que todo el mundo tiene, es la cuestión principal de los celos de origen psicológico. Los estudios de Egene W. Mathes, de la Western Illinois University, quien realizó experimentos de campo para comprobar las hipótesis de Greg White respecto a los celos, la persona «celosa» (A) siente celos en su relación con la persona «celada» (B) al aparecer el «intruso» (C) – que puede ser otra persona o circunstancia – debido a dos razones fundamentales:
La pérdida de la relación representaría la pérdida de las recompensas y beneficios que dicha relación reportaba: la persona celosa ya no podrá compartir momentos de buena calidad o gratos con la persona celada: ya no conversarán, jugarán, o dormirán juntas, por ejemplo.

La pérdida merma la seguridad en sí mismo o autoestima: para la persona celosa (A), la persona celada (B) habría de elegir entre ella (A) y el «intruso» (C) y habría optado por el último (C), lo que sugeriría que (C) es más importante o mejor que (A).
Este «intruso» (C) puede ser otra persona (por ejemplo el nacimiento de un nuevo hermano en el contexto familiar), o alguna situación externa (por ejemplo cuando la esposa ingresa a trabajar por primera vez y dedica menos tiempo al hogar, o surge una buena amistad a (B).
Esta situación entre (A) y (B) puede ser creada también por el entorno de trabajo, amistades o familia, aunque no tengan un interés directo en la relación entre ambos (envidia).
Frecuentemente cuando hablamos de personas celosas nos encontramos un perfil definido por la pasión, la ansiedad, el neuroticismo e incluso algo de sadomasoquismo. Estas personas tienen un profundo sentimiento de abandono, que la otra persona se ha reído de ellos y sus sentimientos, que los han utilizado. …Todo esto les puede llevar del amor al odio en cuestión de segundos y el objeto de su amor pasa a ser el objeto de su actual odio. Cuando se llega a esta situación es cuando se pueden producir las agresiones físicas y psicológicas.

Los celos mal llevados al extremo constituyen una patología fuertemente autodestructiva, generalmente denominada celotipia; quien padece esta enfermedad «vive» en un estado de infelicidad, en función de sus miedos y sospechas de engaño, muchas veces completamente infundados y prácticamente no acepta otra condición de verdad que no sean las evidencias que confirman su inseguridad en la relación. Los celos patológicos pueden manifestarse indistintamente en hombres o mujeres.

Los celos causan mucha angustia e infelicidad y aún provocar el daño al ser objeto del celo, incluso hasta provocar una respuesta física de agresión desmedida terminando, en la reclusión (secuestro), en el asesinato o agresión física.

Este nivel de celo es muy difícil de curar y las personas que lo padecen tienen grandes posibilidades de llegar a situaciones extremas si no se someten a un especialista.
Existen países como España que han tomado medidas en el asunto debido a la gran cantidad de casos de violencia doméstica causada por los celos. La cura está basada en la recuperación de la confianza en la relación de pareja y de la seguridad de si mismo reconociendo el espacio vital que toda pareja debe tener y que no debe ser invadido por el otro.

La prevención está relacionada con el aprendizaje durante la infancia de los valores de la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de los derechos del otro. Además también pueden prevenirlos una buena comunicación en la pareja. Una vez desarrollados los celos, la terapia psicológica puede ser muy útil si es que no hay una patología subyacente, como el alcoholismo. Si hay una patología subyacente, la terapia psicológica debe abordarla. En los casos de delirio, el enfoque es farmacológico.

Tipos de Celos
Celos de confraternidad: son los llamados celos de un hijo que va a tener un nuevo hermano, al cual dedican toda su atención sus padres, lo cual causa mucha incomodidad en el infante que ha estado acostumbrado a recibir el cariño sólo a él y será cuestión de tiempo para que acepte que su hermano y él obtendrán el mismo cariño; en ocasiones, sin embargo, esos celos perduran hasta la adolescencia e incluso hasta la edad adulta y aquí se presenta un tipo de celos más cercano al odio, que puede llegar a tener consecuencias negativas en los hermanos menores.

Celos juveniles: se presentan en relaciones juveniles en la adolescencia, cuando un/a adolescente empieza a buscar su pareja y cuando otro/a ya la ha conseguido tiene celos de esta persona al tener lo que él desea; por ejemplo, un chico se enamora de una chica, pero a esta la corteja otro chico, lo que despierta la rabia y celos del primer chico.

Celos amorosos: es el más común de todos; muchos filósofos, científicos, religiosos, grandes eruditos y neurólogos defienden la teoría de que «celos» es la envidia y el egoísmo de una persona atraída al sexo opuesto que está siendo pretendida por otro individuo de su mismo género, es decir celos es: hombre enamorado + mujer + otro hombre enamorado de la misma mujer = celos, o viceversa, mujer enamorada + hombre + otra mujer enamorada del mismo hombre = celos, aunque este sentimiento también se puede dar en individuos del mismo género.

Ahora muchos concuerdan en el sentido que los celos de los varones son más fuertes que los de las mujeres, ya que su cerebro tiene más amplia la hipófisis, que controla este sentimiento, y la testosterona hace que su instinto de procreación y de protección hacia sus hembras lo hagan perder más fácilmente la cordura, y comenzar a experimentar los celos. Por supuesto, los celos también se presentan en las relaciones donde ambos miembros de la pareja son varones y en las relaciones donde ambos miembros de la pareja son mujeres.

Punto de vista de la Antropología
La psicología evolucionista clásica admite que los celos son un fenómeno universal propio de la especie humana, con diferencias debidas al género de la persona basándose en el supuesto de la especia ha vivido siempre en contextos de emparejamientos monogámicos, certeza sobre la paternidad y dependencia material y simbólica (alimentación, seguridad, estatus) de la mujer con respecto al varón. Así, los celos de las mujeres deberían estar motivados por la «infidelidad» emocional del varón (una forma de reaccionar a la posibilidad de que el varón deje de ser su proveedor) y los celos del varón, por la «infidelidad» sexual de la mujer (una forma de reaccionar a la posibilidad de estar proveyendo a hijos que no tienen su carga genética).

Van Sommers ofrece una mirada híbrida. En base al estudio de primates genéticamente cercanos a los humanos (2% de diferencia en el modelo cromosómico), que no parecen presentar comportamientos celosos, concluye que no hay un imperativo biológico para los celos y que estos son un producto meramente cultural. Pero, el hecho de que en todas las sociedades donde se dan relaciones sexuales «emocionalmente cargadas» se imponen los celos adultos y las dificultades que experimentaron individuos y grupos de nuestra sociedad que intentaron evadirlos, parecen indicar que hay raíces biológicas para los celos.

Existen unas pocas etnias en las que existen mecanismos sociales de minimización de los celos. En general son culturas no monogámicas en las que no se le da importancia a la paternidad biológica.

Pueblo Canela (Canela Ramkokamekrá y Canela Apanyekrá) en el noreste brasileño. Según William Crocker, hombres y mujeres debían ser generosos con sus bienes y con sus cuerpos. Entre ellos, negar pública o privadamente el deseo sexual de otro era considerado una actitud mezquina antisocial y maligna. Además se destaca que el contacto de estos pueblos con la sociedad occidental y sus artículos industrializados fue cambiando las costumbres y esto trajo aparejado deseos de posesividad sobre estos bienes y celos de los varones sobres las mujeres.

Mosuo en el sur de China. Según Judith Stacey existen entre los mosuo normas culturales que parecen operar para suprimir la posesividad sexual. Los mosuo sienten celos y envidia pero saben que deben reprimirlos e ignorarlos en aras de mantener la armonía. Para ellos, el amante celoso es ridículo, casi como un ladrón, y la falta de generosidad, es deshonrosa.

Los Celos y la Baja Autoestima
Los celos son una emoción que tenemos, cuando nos sentimos amenazados en una relación. Estar celoso es la conversación personal que tenemos acerca de guardar la persona que queremos para nosotros.

En mi caso, declara Carla Valencia, fuí criada con la creencia que puedo controlar a las demás personas. También porque aprendí que es bueno sentirse celoso de la pareja, porque es un signo de amor verdadero. A través de los años, he aprendido que los celos son una emoción y como cualquier emoción, no es buena ni mala. Sin embargo, cuando esta emoción nos sirve para manipular una situación es llamada «emoción tóxica».

Los celos, como una emoción disfuncional, son manifestados cuando tratamos de manipular una situación o a una persona, porque no creemos que somos lo suficiente valiosos y amorosos y tenemos miedo de perder a esa persona. Este es el caso de donde la baja autoestima juega su rol. Cuando no nos sentimos seguros de nosotros mismos, vamos a tener la tendencia de exagerar eventos debido a esta inseguridad. Por ejemplo, si yo veo a mi marido hablando con otra mujer, comenzaré a sentirme insegura, sentiré miedo y voy a comenzar a imaginar cosas que no son reales. Mi diálogo interno dirá: «El la prefiere a ella», «Seguro que ella me lo quiere quitar». En cambio los celos como una emoción saludable, son una alerta de que hay algo que no está funcionando. Si literalmente mi marido está seduciendo a otra mujer y siento celos, eso es lo que llamo «celos protectores».

Para finalizar: Si tenemos una autoestima saludable, desarrollamos la capacidad de discernir entre celos como una emoción tóxica o una emoción saludable. ¿Por qué es esto asi? Porque no vamos a sentir la necesidad de manipular a las personas que amamos, sino centrarnos en la posibilidad de conversarlo con el otro.

Compilado por Fabián Sorrentino. Fuente: wikipedia.