He estado trabajando muy de cerca con jóvenes universitarios y líderes de colegios y escuelas, veo en ellos un potencial extraordinario para cambiar las realidades en que vivimos. Sin embargo, estoy segura de que muchos no han explotado su potencial debido a la falta de guía de sus padres de familia. Algunos aún permanecen en una caja de cristal y otros más parecieran no darse cuenta que el mundo, más allá de su entorno, es duro y complejo.

Definitivamente, existe una brecha generacional y tecnológica entre nuestros hijos y nosotros. A mí, por ejemplo, como catedrática universitaria y madre de tres niñas, me ha tocado abrir mi cuenta en Twitter, Facebook y apoyarme de otras redes sociales y tecnológicas para poder comprender el lenguaje de mis estudiantes y mantenerme comunicada con ellos.

Recuerdo bien, que el primer año que daba clases, un alumno me reprendió cuando llevé las fotocopias de la lectura y me dijo enfáticamente: “Acá ya no se leen fotocopias, usted tiene que scanearlas y enviarlas a nuestro mail”. Una realidad, que todavía hoy me cuesta digerir, los jóvenes son cibernéticos y todo lo llevan en la computadora.
Hace algunos años leí un extraordinario artículo de Luis Baba Nakao, donde él respondía a las interrogantes ¿cómo preparar a nuestros hijos para que puedan ser mejores ciudadanos del mundo?

Me parece de tal trascendencia que no puedo dejar de compartirlo con mis lectores, particularmente en estos momentos donde se requiere que nuestros hijos, particularmente los que ya están llegando a su mayoría de edad, tomen decisiones extremas como ciudadanos y se atrevan a cambiar el país. Este es el resumen:
Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer. Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia…, eso será lo que buscarán los seleccionadores de personal.

Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con presencia de autoridad los niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas; actuarán por determinaciones. Sin presencia de autoridad nuestros hijos serán débiles de carácter y actuarán por impulsos con los consecuentes problemas de adaptación.

¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: “La autoridad no debe humillar”. Básicamente, lo que es el niño o el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un adulto potencial.

¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que prepararlos para superar el dolor. No podemos estarles evitando todo el tiempo el dolor, si no, ¿cuándo aprenderán? Deben comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento.
Hay que enseñarles con el ejemplo a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS. Que sepan que siempre se puede un poquito más. Recuerda que nadie recoge su cosecha sin sembrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a “sentir la falta de” y arreglárselas por sí mismos. ¿Cómo les enseñamos a carecer? ¡Dándoles un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera! Si no, ¿cómo sienten la falta de?

Construyamos hijos preparados, no débiles y sobreprotegidos.. Que se superen a sí mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar. Recuerden que nadie alcanza altura con un solo vuelo. También hay que ilusionarlos con ideales, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón. Importante también es estar convencidos de que triunfador no equivale a tener «dinero o propiedades» , triunfadores son aquellos que son felices con lo que hacen, con su vida. Solamente así podrán hacer felices a otros.
Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.

Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo la felicidad.

Fuente Original: Jacobo Blog