Llamamos brecha al espacio que observamos entre dos puntos en el espacio. Por ejemplo luego de realizar un trabajo, podemos observar una brecha de efectividad entre el resultado esperado y el resultado obtenido declara el Dr Fabián Sorrentino en su Entrenamiento para Mentores.

Plan de VidaUna opción más efectiva podría ser escribir un plan de metas a largo plazo, con diferentes objetivos a corto plazo y en el camino ir observando la brecha que existe entre donde “deberíamos” estar y donde estamos. Esto reduce pérdidas de tiempo y favorece a la acción comprometida, disciplinada y constante.

Ante una brecha de efectividad cuando en un equipo, una familia, o nosotros mismos como personas estamos comprometidos a encontrar aprendizajes en lugar de encontrar culpables, las posibilidades de lograr el objetivo son totales. Y esa brecha siempre puede ser observada desde los tres dominios ontológicos: Cuerpo, Lenguaje y Emociones.

Para poner a prueba esta competencia, te invitamos a realizar el siguiente desafío:

1 – Describe una oportunidad actual para tu vida y obsérvate en los tres dominios. Asugúrate que quede bien definida la brecha que tienes por superar:

Para superar esta brecha es necesario que aprendas algo nuevo. Hay competencias que adquirir, recurrencias que soltar y un compromiso único que declarar. Muchas veces dejamos de aprender porque creemos que algo nuevo no nos va a servir, o creemos que ya sabemos todo lo necesario para lograr lo que queremos, cuando en realidad no se trata de saber, sino de mostrar la maestría en actuar.

Históricamente nos enseñaron en la escuela que debíamos saber todo para no ser ignorantes. En ese entonces teníamos dos opciones: estudiar para saberlo todo, o crear una máscara. Que podía estar representado por copiarnos, escondernos, mentir, crear excusas… todas estas formas y muchas más, son con las que aprendimos a ocultar nuestra ignorancia

Para disolver esa creencia limitante haremos la siguiente distinción: la diferencia entre necedad e ignorancia

motivadoLa declaración de ignorancia

Las áreas en las cuales las personas estamos por debajo de la línea de aprendizaje son en general las cotidianas. El manejarnos todo el tiempo en un determinado círculo, nos hace creer que lo sabemos todo y por lo tanto operamos como necios, sin producir aprendizaje.

Para desafiarte en la comprensión de este concepto te pregunto:

2 – Desde el dominio de las emociones, ¿qué emociones son recurrentes en tu vida y te impiden lograr tus objetivos?

3 – Desde el dominio del cuerpo, ¿cómo se manifiestan en tu cuerpo las derrotas que has sufrido?

4 – Desde el dominio del lenguaje, ¿cómo te observas hablando de la vida? ¿en qué haces más foco?

El lenguaje, las emociones y el cuerpo los encontramos íntimamente relacionados con aquello que pensamos, decimos y hacemos. Al lenguaje podemos ubicarlo entre nuestro pensar y nuestro decir; al cuerpo entre nuestro decir y nuestro hacer; y a las emociones las ubicamos entre el hacer y el pensar.

El ser humano actúa frecuentemente de forma incoherente entre estos dominios, debido a su alto compromiso con su imagen. Pensamos determinadas ideas y decimos lo contrario para encajar en determinado grupo, decimos que vamos a realizar un trabajo y no lo concretamos, o hacemos algo y luego nos arrepentimos.

Estas son las brechas internas que tenemos. El desafío es aprender a ser íntegros y lograr pensar, decir y hacer en una misma línea.

¿Dónde encuentras tu mayor brecha?
Cuando decimos que vamos a hacer algo y no lo concretamos, es porque nuestro cuerpo no está preparado para ello. No se trata de comenzar a hacer abdominales y salir a correr, o quizá sí. Nos referimos a que el cuerpo no está disciplinado. No tiene disponible la energía suficiente para emprender la actividad que la persona se propuso. Entonces pasamos del no hacer al pensar y se nos disparan determinadas emociones como el desgano, el enojo, la ansiedad, la culpabilidad, el no merecimiento, la autodegradación. Y luego vienen las excusas y explicaciones que ocultan el motivo que nos llevó a fracasar.

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Si por el contrario nos ponemos en acción, es porque nuestro cuerpo tiene la energía disponible, o sea que buscaremos nuestra brecha de efectividad en nuestro dominio emocional. Durante el proceso en el cual estamos en acción las emociones juegan un papel muy importante. Es normal que surjan circunstancias, las cuales serán disparadoras de emociones. Nuestra actitud, que es la manera de pararnos en la vida, determinará si ante la adversidad se nos dispara el entusiasmo, el interés intenso, la acción, el enojo o el miedo.

La otra situación es cuando ni siquiera nos animamos a comprometernos. Cuando por miedo a fracasar o simplemente comodidad nos escondemos detrás de frases como lo voy a intentar o voy a hacer lo mejor posible. Difícilmente podamos concretar actividades y superarnos partiendo desde este lenguaje.

5 – ¿En qué estadio te encuentras normalmente?

6 – ¿Qué más puedes hacer al respecto?

sonrisasComo hemos dicho en los primeros capítulos, los tres dominios básicos desde los que la ontología del lenguaje observa al ser humano están interrelacionados y esto implica que cualquiera de ellos puede reconstruirse interviniendo en los otros dos. Incluso podríamos conversar de un cuarto dominio: el espiritual, que está relacionado a la significación que tenemos del mundo. Cuando esa significación es positiva, la manifestación más natural para observar se grafica en una sonrisa.

Una persona que tiene un cuerpo en determinada energía transita por cierto estado emocional y esto es coherente con su lenguaje. O sea, que si tenemos una brecha generada por un determinado estado emocional, la podemos superar interviniendo en el lenguaje y o en el cuerpo.

Esta nota es un desarrollo de Fernando Gasparoni y Fabián Sorrentino y forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red.