La conciencia como tal reside en el sistema cognitivo humano haciendo referencia a los procesos neurofisiológicos, químicos, psicológicos pedagógicos, por citar algunas disciplinas, que atraviesan la memoria, la atención, el lenguaje, la percepción, los diálogos, el aprendizaje, las múltiples inteligencias, la planificación… claramente, abordar la conciencia requiere de múltiples disciplinas.

La corteza cerebral mantiene las áreas necesarias para la experiencia consciente. También el tálamo. En cualquier caso, estos resultados apoyan la idea de que la bidimensionalidad de las redes cerebrales es fundamental para determinar la ubicación de la conciencia.

Según investigadores de la Universidad de Surrey, dirigidos por el profesor John Joe McFadden, quien luego publicó esta teoría en la revista Neuroscience of Consciousness, para hallar la conciencia es necesario conectar con la energía electromagnética producida por los impulsos eléctricos compartidos entre las células nerviosas.

«De qué modo la materia cerebral se vuelve consciente y puede pensar es un misterio que ha sido meditado por filósofos, teólogos, místicos y gente común durante milenios. Creo que este misterio ha sido resuelto y que la conciencia es la experiencia de los nervios que se conectan al campo electromagnético autogenerado del cerebro para guiar lo que llamamos «libre albedrío» y nuestras acciones voluntarias» .McFadden

Independientemente de si la conciencia es comprendida como entidad o como proceso, para la ontología es importante conocer la naturaleza de quienes la poseen y como se implementa.

Somos concientes, valga la declaración, de que en estos tiempos el interés sobre la pregunta de la conciencia ya no atañe solo a los seres humanos. Sino que se extiende a todo ser vivo o sistema capaz de procesar cierto grado de complejidad.

Inicialmente la conciencia era vista más como una entidad de «Información Integrada» – esto proviene de una teoría ampliamente aceptada en el campo de la Neurociencia – la misma nos invitaba a conocer la naturaleza del ser que poseía la capacidad de integrarla, de realizar esta operación. Posteriormente fue creciendo la idea de conciencia como una serie de procesos neurobiológicos en el cerebro conectado, de caractarísticas complejas. El ser conscientes se enfrenta entonces a lo que Chalmers llamó el «problema blando» y el «problema duro» de la conciencia.

Neurobiología, neurofisiología, neuropsicología, naturalismo neurobiológico

Es muy propio de esta época que la ciencia, desde su perspectiva, se adentre a estudiar postulados declarados por los caminos espirituales hace cientos y hasta miles de años. Hablar de conciencia hoy, nos refiere (a mi manera de ver) a la vieja conversación de espíritus y almas.

Si usted acepta el desafío de observarla desde esta perspectiva, estos son algunos de los nombres de la disciplinas neurocientíficas que estudian el comportamiento de las neuronas en el cerebro.

La ciencia parte de la hipótesis de que la naturaleza es una y que todos los fenómenos obedecen a las mismas leyes. Por tanto, la experiencia del mundo, o conciencia, es un fenómeno natural compuesto de materiaenergía, como cualquier otra cosa.

A simple vista No parece haber mucha diferencia en el comportamiento de las 85 mil millones de neuronas que las distinga de otras células. Ellas producen una corriente de iones como sodio, potasio, cloruro y calcio y liberan neurotransmisores. Resulta bastante complejo para una perspectiva filosófica como la mía, comprender lo que sucede.

Ni las empresas de psicofármacos, que alardean sobre el conocimiento de cada parte del cerebro y como la actividad neuronal se correlaciona con las distintas conductas pueden definir la conciencia de un ser. Esto nos enseña que No es posible comprender la conciencia independientemente de la estructura donde se encuentra inmersa e independientemente del Concepto Ontológico y de la singularidad de cada ser humano.

El «pensamiento singular» supera la dicotomía entre lo individual y lo social. Buscando alternativas ante las circunstancias de órden complejo. Aprendiendo a transitar por caminos alternativos, sin una estructura prexistente, abriéndonos a la oportunidad de nuevas tesis de investigación. Dr Fabián Sorrentino.

En este video explica claramente el alcance de la Neurofisiología y nos sirve de punto de partida para darle sentido al concepto: Ontología de la Conciencia.

De la neurofisiología a una nueva perspectiva filosófica

Comprender la conciencia entonces requiere de ver el cerebro de cada ser «unico e irrepetible» desde su estructura energética que se manifiesta en la realidad física y percibimos luego como materia. Soy conciente de que meterme en este terreno es una invitación natural para que aparezcan varios detractores sobre el tema. Pero luego de una investigación incansable e Inspirado en los diálogos Parks-Manzotti comprendo que ninguna de las dudas o confusiones conceptual de los diversos investigadores, tanto del campo de las neurociencias como de la filosofía, van a llevarnos hacia la comprrensión de la naturaleza de una experiencia consciente.

Desde disciplinas como la ontología y las neurociencias hacemos foco en lo que produce ese viaje neuronal hacia adentro. Lo que disparan las endorfinas como la Dopamina y la Serotonina en los seres humanos. Aprendiendo a distinguir procesos y funciones tales como el placer de la felicidad, las emociones de los sentimientos y de los estados de ánimo, la memoria de largo plazo y la de corto plazo e incluso distinguir conductas como la risa y la sonrisa, el mirar y el observar, el oír y el escuchar, entre otras.

En este contexto, la pregunta «¿qué es la conciencia» pierde relevancia, frente a: «¿qué tipo de sistema es la conciencia y en que contextos está operando?» Esta última pregunta ya no está indagando directamente sobre la naturaleza de la conciencia, sino sobre los tipos de seres que existen en el universo y su potencial de manifestar la conciencia.

• ¿Posee consciencia una piedra?
• ¿Las plantas muestran signos de inteligencia o conciencia?
• ¿Somos usted o mi persona criaturas conscientes?
• ¿Puede una computadora pensar o ser consciente de si misma?
• ¿Es posible construir un robot que tenga su propia experiencia subjetiva del mundo que le rodea, independiente de la información que le asignaron sus programadores?
• ¿Puede la Inteligencia Artificial ofrecer algún tipo de resistencia frente al avance de los seres humanos por controlarla?
• ¿Está cobrando la WEB, como sistema, una conciencia propia?

A través de estas preguntas se abre un nuevo desafío para la humanidad, que atraviesa el tiempo de pasado a futuro, como un presente contínuo. Un espacio en el que la perspectiva ontológica siempre está presente y en estos últimos años dando un giro. Un giro que aporta una comprensión teórico-metodológica propia de los constructos interdiciplinares.Tal como en SONRIA lo venimos haciendo al redefinir una nueva propuesta de las Artes Liberales para el siglo XXI, (un espacio donde las ciencias naturales, la tecnología, las ciencias de la información, la Arqueología y la Antropología Cultural) tienen mucho que ver.

El giro ontológico

Este giro trae consigo una serie de perspectivas coherentes con el interés por proponer una alternativa al dualismo entre naturaleza y cultura que ha estructurado el naturalismo contemporáneo, abogando por distintas formas de entender la unión entre naturaleza y cultura, y plantea interesantes interrogantes para comprensión de las relaciones sociales en el mundo moderno.

En el campo de los conflictos socioambientales, algunas corrientes de ecología política sostienen que el “conflicto de distribución cultural” no puede ser ignorado. En este sentido, los puntos de inflexión ontológicos brindan claves conceptuales que pueden ser de interés para comprender la construcción de tales conflictos.

En el paper de Daniel Ruiz Serna y Carlos del Cairo titulado: Los debates del giro ontológico en torno al naturalismo moderno se plantean los enfoques de múltiples autores destacados sobre el tema. Este giro es útil para quienes se inician en esta área de análisis.

Un desarrollo del Dr Fabian Sorrentino, en proceso, como la vida misma!