En este artículo haremos mención a dos disfunciones relacionadas al sistema circulatorio: las várices y la trombosis.

El tejido conjuntivo (mesénquima) une todas las células específicas, las sostiene y une los diferentes órganos y unidades funcionales para formar un todo mayor que nosotros conocemos como figura. Un tejido conjuntivo débil indica falta de firmeza, tendencia a ceder y falta de elasticidad interna. Por regla general se trata de personas, muy susceptibles y rencorosas. Esta característica se manifiesta en el cuerpo por los hematomas que producen en estas personas los más leves golpes.

La debilidad del tejido conjuntivo favorece la formación de las várices. Estas se deben a la acumulación, en las venas superiores de las piernas, de la sangre, que no retorna debidamente al corazón. Ello da preponderancia a la circulación en el polo inferior del ser humano y muestra la estrecha vinculación de una persona a la tierra. También denota cierta apatía y pesadez. A estas personas les falta elasticidad. En general, todo lo que hemos dicho en relación a la anemia y la hipotensión puede aplicarse a éste signo.

Una dilatación excesiva y permanente de una o varias venas, acompañada de una alteración de la pared del vaso sanguíneo complican los signos.

La persona que padece de várices es aquella que desea darse más libertad y tiempo libre, pero no sabe cómo hacerlo. Es del tipo que se hace cargo de muchas labores aunque le resulten pesadas y penosas, a causa de que exagera la importancia de sus preocupaciones. Al mismo tiempo le resulta difícil realizarlas con alegría. Puede ser una persona que se obliga a permanecer en una situación que odia. Por otro lado, observa la parte del cuerpo afectada por las várices para saber dónde se sitúa el problema.

Cuanto mayor sea la sensación de pesadez que te aportan las várices, más fuerte es el mensaje que recibes de que la vida te parece pesada y penosa. Es momento de saber que no necesitas estar dirigido por los «tienes que». Puedes permitirte un descanso temporal sin creer que, por ello, no eres una buena persona. La vocecita que siempre te empuja a hacer más o a hacerlo mejor, no es la voz de tu corazón. Deja que éste te dirija; él conoce mejor tus necesidades. Elige lo que quieres y lo que amas.

Las varices se sitúan habitualmente en las piernas. Son el resultado de venas hipertrofiadas. Mis piernas me permiten andar por la vida, desplazarme de un lugar a otro. Varices en las piernas demuestran una mala circulación. Así, puedo concluir que el lugar en el cual estoy ya no me conviene o que no me gusta lo que realizo actualmente. Ya no le encuentro alegría. Puede tratarse de una relación afectiva o incluso de un trabajo que se me ha hecho monótono.

La sangre representa la alegría de vivir y la circulación del amor en mi Universo y mis venas son el medio de locomoción. La sangre en mis venas está en el camino de vuelta hacía el corazón, llevando con ella todo el amor que recibió del Universo.

La varicosidad puede indicar que un profundo conflicto emocional está directamente vinculado a la capacidad de amarme y de recibir todo este amor. La dirección que tomo o el suelo en que estoy no me dan lo que estoy esperando, en el sentido emocional. Esto bloquea y alborota mi “movimiento emocional”. Tengo la sensación de arrastrar un peso enorme, como el preso que debe arrastrar constantemente su peso. Frecuentemente se trata de un peso financiero, el dinero causándome muchos dolores de cabeza y acechándome la avaricia. En general, tengo más la impresión de subir situaciones que de crearlas.

Varices en las piernas aparecen frecuentemente durante un embarazo, lo cual demuestra que ciertos temores están vinculados a este estado; como mujer embarazada, tengo miedo de compartir este amor con otra persona, perder mi individualidad en mi nuevo papel de madre. Me siento desbordado y tengo miedo de no realizarlo todo porque tengo tendencia a aumentar los pequeños detalles. Entonces puede producirse el desánimo. Para restablecer esta situación, es importante que aprenda a amar lo que hago. Soy libre de elegir y circular libremente.

circulatorio

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Se llama trombosis a la obstrucción de una vena por un coágulo. El peligro de la trombosis consiste en que el coágulo se suelte, pase al pulmón y allí produzca una embolia. Detrás de éste signo observamos que la sangre, que debería ser fluida, se espesa, se coagula y no circula bien.

La fluidez exige siempre capacidad de transformación. En la misma medida en que deja de transformarse una persona, se manifiestan en su cuerpo signos de estrangulamiento o bloqueo de la circulación. La movilidad externa, exige movilidad interna. Si el individuo se hace premioso en el orden mental, si sus opiniones se hacen lema y sentencia inflexible, también en lo corporal se condensará y solidificará lo que debe ser fluido. La inmovilización indica claramente que ya no se vive el polo del movimiento. En una forma de existencia polar, la vida se manifiesta como movimiento y cambio. Todo intento de aferrarse a un único polo conduce a la parálisis y la muerte. Lo inmutable, lo eterno, no lo encontraremos sino más allá de la polaridad. Para llegar allí, tenemos que someternos al cambio, porque sólo él nos llevará hasta lo inmutable.

Su gravedad está relacionada con las características del obstáculo creado por el coágulo. Véase problemas en las arterias, agregando que algún obstáculo que tienes ahora en tu vida está bloqueando tu alegría de vivir. ¿Se trata de una persona o de una situación? Eres el único que permitió que ese obstáculo se alojara en ti. No puedes culparlo a él; lo que debes hacer es modificar tu percepción interior.

La sangre circulando en mis venas representa la alegría de vivir. Una trombosis que se define por una formación de coágulos de sangre en una vena o una arteria, provoca un bloqueo que impide la libre circulación de la sangre. Este estado demuestra que existe también un bloqueo en la liberación y en la circulación del amor. Sintiéndome solo, estoy apenado y tengo la sensación de que las dificultades a las cuales me enfrento son demasiado pesadas de llevar y que no soy capaz de superarlas. Pierdo mi alegría de vivir. Mi vida me parece estancada, me siento olvidado, abandonado e incomprendido. Tengo la sensación de ya no llevar amor en mí, me vuelvo inflexible; cada vez soy más firme en mi modo de actuar y pensar, lo cual provoca el endurecimiento de mis arterias. Esta manifestación alcanza todo mi cuerpo. Cuando aparece en mis piernas, me indica un temor a ir hacia delante, una tendencia a quedarme “fijado”, sin movimiento.

También esto puede significar la inseguridad que siento al ver apartarse un amor y ver cómo me aparto de este amor. Intentando así retenerlo, aumento las probabilid

Responde las siguientes 3 Preguntas:
1 – ¿Has padecido algún problema en el sistema circulatorio? ¿Con qué sentimientos previos puedes asociarlo?
2 – ¿Encuentras ejemplo de estos casos en familiares o seres cercanos a ti?
3 – ¿Qué relación observas con su vida emocional y sentimental?

Recuerda que no somos médicos (ni pretendemos serlo) sino que te regalamos esta interpretación desde nuestros años de estudio y reflexión personal para que puedas concebir una visión más holística de ti mismo y de la humanidad.

Bibliografía Consultada:
– La Enfermedad como Camino, de T. Dethlefsen y R. Dahlke (Sudamericana 2004).
– Obedece a Tu Cuerpo, Amate. De Lise Bourbeau
– La Enfermedad como Símbolo, de R. Dahlke (Robin Book 2002).
– ¿Por qué nos Enfermamos?, de Alicia López Blanco (Paidos 2008).
– Le Grand dictionnaire des malaises et des maladies “El gran diccionario de las dolencias y enfermedades”, de Jacques Martel (Quintessence).
– Usted Puede Sanar su Vida,de Louise Hay (Urano 1992).