Sensación subjetiva de desplazamiento del cuerpo y de los objetos circundantes, que puede ser rotativa, vertical u horizontal, pero siempre en la misma dirección (no confundir con el mareo). Corresponde a una afección de una parte del oído interno que es el órgano del equilibrio.

La persona que padece vértigo vive una situación en la que tiene la impresión de perder la vertical, de perder el equilibrio que antes tenía, aun cuando la vida supuestamente equilibrada que tenía no respondiera necesariamente a sus necesidades. Siente angustia ante la idea de tomar una decisión, de moverse hacia lo nuevo. Sus deseos permanecen insatisfechos.

También es posible que esta persona acabe de realizar algunos cambios que no parecen equilibrados a sus ojos o a los de los demás. El juicio de otras personas le causa problemas, aunque no quiera aceptarlo.

Recibes el importante mensaje de que escuches tus verdaderas necesidades y cambies tus conceptos con respecto a lo que es una vida o una persona equilibrada. Cuanto más alimentes el miedo de no serlo, más posibilidades habrá de que tu vida se desequilibre.

Te sugiero que compruebes la definición de agorafobia. Podría haber alguna relación con dicho problema. Tener vértigos o desmayos es un modo de huir un suceso o una persona que me niego a ver u oír.

Puedo tener la sensación de que una situación evoluciona demasiado rápido para mí y tengo miedo de los cambios que traerá en mi vida. Es como si no tuviera referencia para dirigirme y por lo tanto puedo tener la impresión que “mi padre”, o el que representa la autoridad, está ausente o que debería ayudarme más en cuanto a las direcciones por tomar. Prefiero cerrarme, huyo. Quisiera controlarlo todo, tanto lo que sucede en mi interior como en el exterior mío pero, siendo esto imposible, me vuelvo inestable y ansioso.

En la mayoría de los casos, si padezco de vértigos y desmayos, puedo sufrir hipoglicemia. Es importante que descubra la alegría de vivir, que me ofrezca algunos dulces y que haga confianza al porvenir.