Reclamo contra las disposiciones de la autoridad que aspira aún a lograr que esta recapacite y le conceda aquello por lo que protesta, constituyendo una acción de menor cuestionamiento a la autoridad que la rebeldía.

Ontológicamente hablando es la acción y efecto de protestar (proclamar o declarar un propósito, expresar impetuosamente una queja o disconformidad). Las protestas pueden manifestarse a través de una marcha, una manifestación, una carta pública, etc.

Por ejemplo: “La avenida principal permaneció cortada durante ocho horas por una protesta del gremio de la construcción”“Una protesta de estudiantes finalizó con un enfrentamiento con la policía que dejó tres heridos como saldo”“¿Qué pasó con el cliente de la mesa 24? Acaba de acercarse el mostrador para hacer una protesta por la mala atención.

La protesta puede ser una queja espontánea e informal, manifestada a viva voz: “Una señora se enfadó y su protesta se escuchó en todo el centro comercial”“Por favor, baje la voz, si quiere hacer una protesta puede solicitar el libro de quejas”.

En otros casos, las protestas se convierten en exhibiciones públicas organizadas por activistas o movimientos políticos. La protesta, en este sentido, es un acto social o político que busca obtener algo o modificar una determinada situación.

Con motivo de la crisis económica que se viene viviendo en España así como por los numerosos casos de corrupción política y también por los recortes que el gobierno está realizando en áreas como la salud y la educación, este país está realizando un sinfín de protestas.

Madrid es una de las ciudades españolas con más relevancia en materia de protestas teniendo lugar así momentos históricos como el 15-M o el 22-M. El primero de ellos tuvo lugar el 15 de mayo de 2011 y se dio en conocer también como el movimiento de los indignados. Consistió en una acción ciudadana que consistió en acampar de manera pacífica durante muchos días en la conocida Puerta del Sol. El objetivo no era otro que manifestar su rechazo al bipartidismo del país y también apostar porque existiera una democracia real.

El 22-M, por su parte, ha tenido lugar el 22 de marzo de 2014 y ha tomado el nombre de “Marcha por la dignidad”. Millones de personas, de todo el país, tomaron las principales arterias de Madrid para clamar por los derechos que les han sido recortados, por la dimisión del gobierno, por la justicia y por la necesidad de mejorar las condiciones laborales.

Con el objetivo de que la protesta sea conocida por la opinión pública, estas exhibiciones suelen tener lugar en espacios emblemáticos como avenidas, plazas o frente a edificios gubernamentales (la casa de gobierno, algún ministerio). A mayor gente que participa de la protesta, mayor éxito de la manifestación y, por lo tanto, mayor posibilidad que el reclamo sea atendido.

Las marchas, las huelgas, los piquetes, los boicots, los escraches y los cacerolazos son modos de protestas difundidos en todo el mundo.

Además de todo ello tendríamos que destacar la existencia de otra serie de expresiones o hechos que usan el término que analizamos. Así está, por ejemplo, la Protesta de Espira. Se trata de un documento histórico del siglo XVI en el que diversos príncipes y ciudades se mostraban totalmente en contra de la anulación de la tolerancia religiosa llevada a cabo por Carlos V.

La protesta es una forma de queja y como tal se distingue claramente de un reclamo.

¿Cuál es la diferencia entre una queja y un reclamo?

Cuando registres una disconformidad en el Libro de Reclamaciones, debes de tener en cuenta si se trata de una queja o un reclamo.

Un reclamo es la disconformidad relacionada directamente con una promesa anteriormente realizada. Como puede ser el caso de los bienes o servicios adquiridos. La reclamación no constituye una denuncia y no se inicia un procedimiento para sancionar al proveedor. Lo que se busca es que se solucione el problema rápidamente y de manera directa entre el consumidor y su proveedor.

Por ejemplo, si no estás conforme con el servicio de lavandería que tomó, el proveedor debe responder, y el Libro de Reclamaciones es una herramienta que permitirá solucionar el problema directamente.

Mientras que la queja es el malestar o descontento por algo que está relacionado directamente al producto o servicio comprado o se refiere a una mala atención al público. Por ejemplo, si acudes a un restaurante y el mozo te atiende de manera descortés, tú puedes presentar una queja. También puedes quejarte si los servicios higiénicos están desaseados. De esta manera, el proveedor podrá implementar mejoras en la atención brindada al cliente.

La queja tampoco constituye una denuncia y tampoco inicia un procedimiento para sancionar al proveedor.