La pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, y otros. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad, a diferencia del amor que está más bien relacionado con el afecto y el apego.

También se relaciona las pasiones con el apetito sensible concupiscible, que es la tendencia hacia un bien sensible. Encontramos las pasiones en 6 ámbitos: «Amor», «Deseo», «Gozo», «Odio», «Aversión» y «Tristeza».

Para el enfoque Cristiano

El vía crucis, vía dolorosa o camino de la cruz es representado a través de una serie de imágenes de la Pasión, que son las estaciones que corresponden a incidentes particulares que Jesucristo sufrió para salvar a la humanidad.

La Pasión de Jesucristo está compuesta por quince estaciones, que incluyen su arresto, la negación por Pedro, la condena a muerte por Poncio Pilato, la crucifixión y su resucitación (ésta última estación fue añadida por el Papa Juan Pablo II).

En otro sentido, se conoce como pasión la afición vehemente hacia algo(por ejemplo, “La literatura es mi pasión”) y la inclinación muy fuerte de alguien hacia otra persona (“Te amo con pasión”).

En el primer caso, hace referencia a la necesidad de hacer algo porque existe una fuerza interna que mueve al individuo a hacerlo, sobre todo está vinculado con una vocación artística. En el segundo ejemplo, la pasión está más bien asociada al amor y a la atracción sexual. Dos personas apasionadas dejan de lado la racionalidad y se comportan de manera emocional. En otras palabras, la pasión es liderada por el corazón y no por el cerebro.

Es importante subrayar que cuando una persona responde a su pasión, su principal intención es satisfacer su deseo y expresar sus sentimientos sin restricciones ni limites.

Las Pasiones del Alma

Les Passions de l’âme (Las pasiones del alma) es un tratado de filosofía moral, publicado en París en 1649, en el que el filósofo René Descartes (1596-1650) teoriza sobre «las pasiones», el equivalente de lo que, para los lectores modernos, serían las «emociones». Descartes sostiene que las pasiones son una cuestión de la naturaleza y, por lo tanto, del cuerpo. No son inherentemente malas para el espíritu, siempre y cuando se atengan a los valores propios de la moral y el libre albedrío, que permiten juzgar las pasiones. Mientras que Descartes continúa una larga tradición de teorizar sobre las pasiones, su enfoque psicológico es innovador y prefigura el nacimiento de la neurofisiología como disciplina científica.

En el contexto de la visión mecanicista de la vida, que fue ganando popularidad en la ciencia en el siglo XVII, Descartes percibe el cuerpo como una máquina autónoma: de ahí su enfoque fisiológico sobre las pasiones del alma. Las pasiones ya no se perciben como enfermedades, sino más bien como manifestaciones naturales, cuyo funcionamiento Descartes trata de explicar. Descartes había intercambiado cartas con la princesa Isabel de Bohemia sobre diversos temas filosóficos, uno de los cuales era la cuestión de la moral. Este tratado sobre las pasiones del alma es el fruto de dicha correspondencia.

Comprensiones erróneas sobre el término

Si bien al buscar el significado del concepto en el diccionario de la RAE nos encontramos con que hace más referencia a algo positivo que peligroso, en muchas culturas se entiende como sinónimo de fanatismo u obsesión. Es decir, como una sensación de malestar relacionado con la ansiedad que provoca que un individuo se vea arrastrado a hacer cosas que no desea en pos de un objetivo, mantener viva dicha obsesión. Por ejemplo, en ciertas culturas el fanatismo que sienten determinados sujetos por el fútbol puede ser considerado una forma de pasión, que los lleva a comportarse de forma violenta y discriminatoria con respecto a los aficionados al equipo contrario.

En este punto es importante mencionar que si bien una pasión es un sentimiento muy fuerte de alguien hacia otra persona o actividad, no debe tomarse como algo negativo sino más bien como un estado de emoción profunda donde la misma se deja llevar por sus sentimientos, se libera de sus amarras.

Pasión

Una persona que vive pensando en otra y que se deja estar por el bien de ese individuo, olvidándose de sus propias necesidades no está apasionada sino que sufre una alteración psíquica que le impide pensar en sí misma. Por el contrario, en el terreno amoroso, una pasión puede llevar a que una persona rompa con sus principios dejándose llevar por sus propios sentimientos, los cuales tienen como principal objetivo, satisfacer sus deseos y alcanzar su bienestar.

En el ámbito profesional alguien apasionado es una persona que ama su trabajo de una forma en la que quienes la rodean no pueden comprenderlo. Un apasionado de las letras, por ejemplo, es alguien que no le teme a estar solo si puede pasarse todos los días de su vida escribiendo y leyendo, por ejemplo. No puede entenderse entonces que dicho sentimiento le haga daño sino más bien que le permite crecer y realizarse como persona, de la forma en la que él ha decidido y haciendo lo que siente que debe hacer.