La menopausia es un fenómeno natural que se produce en la mujer alrededor de los cincuenta años. Se da por hecho que para la mujer es un periodo penoso de inestabilidad física y emocional, tan difícil de sobrellevar como el de la pubertad. Sufre de bochornos, fatiga, insomnio y nerviosismo (el hombre puede vivir fenómenos parecidos alrededor de los sesenta años: es la llamada andropausia. Ver este término).

La menopausia es una transición natural en el curso de la vida de la mujer. Aquella que experimenta los problemas citados antes, no acepta envejecer. Además, como sus años de reproducción se terminan con la menopausia, a esta mujer le resulta difícil aceptar el fin de una de las funciones femeninas más importantes. Debe pasar de la procreación a la creación por sí misma, es decir, deberá utilizar más su principio masculino para vivir esta etapa de manera fácil y cómoda. A las mujeres que tienen dificultad para aceptar su principio masculino, les cuesta más trabajo asumir este período.

Cuanto más difícil te resulte vivir el período de la menopausia, más te dice tu cuerpo que no tengas miedo de la transición a la vejez. Aunque pierda algunas de sus funciones, puedes seguir creando tu vida. Debes también revisar tu definición de vejez. Envejecer no quiere decir morir, quedarse inválida o incapacitada, ser indeseable, quedarse sola o ser inútil y no poder ya emprender algo nuevo.

Generalmente, con la edad, la persona se vuelve más sabia porque tiene más experiencia y dispone de muchas más herramientas para enfrentar cualquier situación. A partir de ahora debes permitirte crear para ti. Por lo general, antes de la menopausia la mujer está ocupada en procrear y crear para los demás. Ahora es tu turno. Crear para ti, utilizando tu principio masculino, quiere decir darte tiempo para reflexionar, tomar tus decisiones con calma y permitirte más tiempo para estar sola contigo misma.

En el otoño de la vida, el cuerpo de la mujer cambia y debo aceptarlo. Es un período altamente emocional que alcanza particularmente mis sentimientos vinculados al hecho de estar aún amable y deseable y sobre todo amada y deseada. Hago el balance de mi vida y puedo tener pesares por no haber hecho esto o ello, tener la sensación de no haber aprovechado plenamente la vida. En la primera mitad de mi vida, generalmente llamada “período activo”, estoy en la acción, “hago”, procreo, construyo.

Es mi lado racional, activo organizador, también conocido como mi lado masculino, o “Yang”, que predomina. Pero, ahora, me siento disminuida y puedo querer seguir todas mis “tareas” domésticas y mis tareas sociales en vez de dejar brotar mi feminidad, mi dulzura, mi creatividad que pertenecen al lado femenino, Yin. Los acaloramientos que experimento en la menopausia manifiestan un conflicto interior y mi lado femenino se hace “ahogar” por estos síntomas que provoca mi lado masculino.

La única manera eficaz de hacerlos desaparecer consiste en recuperar la mujer útil, experimentada y llena de sabiduría porque mi testarudez a no seguir la corriente de la vida podrá transformarse en dolor de cabeza o migraña. Aunque no sea procreadora, debo hallar mi dirección espiritual. Necesito encontrar la Mujer en mí. Es un poco como en la jubilación: ahora tengo tiempo de trabajar con total libertad, elaborar planes, otros retos. Descubro un nuevo sentido a las palabrasLibertad” e “Individualidad”, permitiéndome renacer a una nueva vida.

Mi atención está ahora llevada sobre mí y sobre mi cónyuge en vez de estar únicamente llevada sobre los hijos (en muchos casos) y la familia. Descubro una nueva razón de vivir. Es un poco como un empezar de nuevo, puedo hacer cosas que me gustan y que elegí. El temor a envejecer puede hacerse más presente y real. Incluso inconscientemente, puedo hacer reaparecer menstruaciones para ayudarme a volver al pasado y a “engancharme” a una juventud física ya desaparecida.

Es pues importante que acepte y que haga el luto de mi juventud para vivir plenamente el momento presente. Acepto las transformaciones que se producen, tanto en mi cuerpo como en mi vida interior, espiritual así como mi vida social y familiar. Vivo en la simplicidad. Saboreo cada momento y tengo el poder de crear mi vida, merced a todas las experiencias que viví hasta ahora y que hacen que posee una sabiduría y un tesoro extraordinarios.