Matarse, inmolarse, quitarse la vida es el acto por el que una persona, deliberadamente, se provoca la muerte. Por lo general es consecuencia de desesperación, derivada o atribuible a una enfermedad física, enfermedad mental, como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad, el alcoholismo o abuso de sustancias. A menudo influyen en él diversos factores estresantes como dificultades financieras o problemas en las relaciones interpersonales. Entre las medidas empleadas para prevenirlo se encuentran: limitar el acceso a los métodos, como armas de fuego y venenos, el tratamiento de la enfermedad mental subyacente o del abuso de sustancias y la mejora de las condiciones financieras. Aunque son comunes las líneas de crisis, hay poca evidencia sobre su efectividad.

Los métodos varían por país y están parcialmente relacionados con su disponibilidad. Los más comunes son el ahorcamiento, envenenamiento por plaguicidas o manipulación de armas de fuego. Esta fue la causa de muerte de 842 000 personas en 2013, un considerable aumento en comparación con las 712 000 muertes por esta razón en 1990. Por lo anterior, el suicidio es la décima causa de muerte a nivel mundial. Es más común en hombres que en mujeres; los primeros tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de suicidarse que las últimas. Se estima que cada año hay de 10 a 20 millones de intentos de suicidio. Los intentos fallidos pueden acarrear lesiones e incapacidades a largo plazo. Por su parte, los intentos son más comunes en jóvenes y en mujeres.

La visión del suicidio ha sido influenciada por diversos temas como la religión, el honor y el sentido de la vida. Tradicionalmente, las religiones abrahámicas lo consideran un pecado, debido a su creencia en la santidad de la vida. Durante la era de los samuráis en Japón, el harakiri era respetado como una manera de resarcir un fracaso o como una forma de protesta. El satí, actualmente una práctica ilegal, implicaba la inmolación de la viuda en la pira funeraria de su marido recién fallecido, ya fuera voluntariamente o por presión de la familia o la sociedad.

Aunque en diversos países el suicidio o su intento son considerados un delito, en la mayoría de los países occidentales no son punibles. Durante los siglos XX y XXI, el suicidio mediante inmolación fue utilizado en algunas ocasiones como forma de protesta, mientras que elkamikaze y los ataques suicida fueron y son empleados como una técnica militar o terrorista.

Es evidente que la persona que decide matarse, ya sea que lo logre o no, toma esta decisión porque cree que es la única salida que le queda. Son más numerosas las personas que fracasan en sus tentativas de suicidio que quienes lo logran: para las primeras son estas líneas. La persona con tendencia suicida busca captar la atención de alguien para que se haga cargo de ella.

Suele ser el tipo de persona que se siente víctima y que quiere que los demás le tengan lástima. Ella misma siente mucha lástima de su propia suerte. La parte de sí misma que se siente víctima es tan fuerte, que de manera continua le origina problemas, y ello le da la razón con respecto a que es realmente una víctima de la vida.

Por otro lado, la persona suicida debe realizar un proceso de perdón porque siente rencor y a menudo ira hacia quienes, según ella, no la cuidaron bien durante su infancia. Es del tipo que no respeta sus límites, y que quisiera tener todo de un modo inmediato; no tiene la paciencia ni el coraje necesarios para avanzar gradualmente.

Si sueles tener ideas suicidas o ya lo has intentado algunas veces, y todavía estás vivo, el mensaje es que, en tu fuero interno, quieres vivir.

Sin embargo, tu forma de ver la vida hasta ahora no es buena para ti. Te sugiero que hagas un nuevo plan: busca la ayuda de alguien objetivo (que no se sienta responsable de tu felicidad), para realizarlo, porque en general, cuando una persona tiene pensamientos suicidas, está tan inmersa en su negrura que no logra ver esta nueva ruta que respondería a sus necesidades. Vive un día a la vez y aprende a respetar tus límites.

Debes restablecer contacto con tu capacidad de crear tu vida. Aprende que es TU VIDA y puedes hacer con ella lo que quieras. De cualquier forma, la vida es eterna y el alma inmortal.

Si eliges terminar con esta vida antes de haber completado lo que viniste a hacer, debes saber que tendrás que volver para empezar de nuevo. Sólo tú deberás asumir las consecuencias de tu decisión.

Los seres humanos utilizan muchas formas de huir para no hacerse responsables de su propia vida. El suicidio es la última fuga. Si lees estas líneas porque perdiste a un ser querido que se suicidó, no debes juzgarlo. Consideró que había llegado a su límite y eligió esta forma de escape. Millones de personas en el mundo escapan en el alcohol, la comida, las drogas, los medicamentos, el trabajo, etc., y terminan por morir.

Esto también es una forma de suicidio, pero realizado de una manera progresiva en lugar de llevarlo a cabo súbitamente. Acepta la idea de que aun cuando su cuerpo físico no esté aquí, su alma vive todavía, la vida continúa; cuando su alma decida regresar a encarnar en este planeta, la experiencia de su suicidio la ayudará de una forma u otra. Siempre hay algo que aprender de toda experiencia. A ti te toca aprender el desapego y darte cuenta de que nadie pertenece a nadie. Si pienso en el suicidio, tomo la decisión de auto – destruirme.

Me siento vacío de energía, esta idea ocupa mi pensamiento sin parar. Me vuelvo melancólico, solitario, lleno de amargura. Ya no consigo crear el contacto con el exterior. Mi sufrimiento es tal que ya no veo la luz. El suicidio está relacionado con la huida. Entonces, puedo preguntarme qué es lo que quiero huir.: mi dolor interior, mis responsabilidades, mi vacío interior, mi falta de amor, etc.

Si consumo droga, alcohol y que mi alimentación es pobre en ciertos elementos nutritivos esenciales al equilibrio de mi sistema nervioso, entonces puedo tener más tendencia a tener ideas de suicidio. Decido confiar, cierro los ojos: la luz es la de mi corazón. Hablo con alguien o escribo en un papel la desesperación que vivo pidiendo ayuda.

El suicidio es el «acto de quitarse deliberadamente la propia vida». Mientras que el intento de suicidio (también llamado comportamiento suicida no mortal) es la autoagresión llevada a cabo con la intención de morir que, sin embargo, no resulta en la muerte del individuo. El suicidio asistido consiste en la ayuda que una persona brinda a otra que desea acabar con su vida, ya sea por medio de los conocimientos o medios para hacerlo. En contraste, en la eutanasia la persona que ayuda a otra a finalizar su vida juega un papel más activo, por ejemplo al no instaurar o al suspender el tratamiento médico. La ideación suicida implica pensamientos sobre suicidarse «con diversos grados de intensidad y elaboración». En cierto punto, el uso de la palabra «cometer» al hablar de suicidio implica cierta connotación negativa. El Diccionario de la Real Academia Española define esta palabra como «[c]aer, incurrir en una culpa, yerro, falta, etc»

Suicidio

Entre los factores de riesgo de suicidio se incluyen: enfermedades psiquiátricas,abuso de sustancias, el estado psicológico, las situaciones culturales, familiares y sociales y la genética. Frecuentemente coexisten las enfermedades mentales y el abuso de sustancias. Otros factores de riesgo son: un intento de suicidio previo, la disponibilidad de medios para llevarlo a cabo, historia familiar de suicidios o la presencia de un traumatismo craneoencefálico. Respecto a la disponibilidad de un medio, se ha encontrado que las tasas de suicidio son mayores en hogares con armas de fuego. Asimismo, problemas socioeconómicos como el desempleo, la pobreza, la indigencia y la discriminación pueden desencadenar pensamientos suicidas. Entre el 15 y el 40% de los suicidas dejan una nota suicida. La genética es la causa de entre el 38 y el 55% de los comportamientos suicidias. Por otro lado, los veteranos de guerra tienen un mayor riesgo de suicidio debido, en parte, a una mayor incidencia de enfermedades mentales y problemas de salud relacionados con la guerra.

La eutanasia, por su parte, no es una enfermedad sino un acto por el cual queremos ahorrar sufrimientos juzgados intolerables para una persona incurable. Puede que viva un malestar moral si he de decidir para la otra persona si se debe poner fin a sus días. Es importante que me quede conectado con mi convicción que la vida existe después de lo que se llama la muerte, si esto forma parte de mis creencias. Si no es el caso, puedo preguntarme si la persona que está frente a mí realmente manifiesta la vida. Tomo consciencia de que esto forma parte de una elección individual. Puedo informar a mis personas cercanas verbalmente o por escrito de la decisión que podrían tener que tomar por mí en el caso de que no esté consciente para poder tomar tal decisión en el futuro.