Sentimiento interior que experimenta una persona cuando siente que una realidad determinada no cumple sus expectativas. La insatisfacción muestra un nivel de desencanto personal producido por la frustración de que no haya cumplido un deseo determinado.

Se trata de un sentimiento muy humano que puede estar contextualizado en ámbitos muy concretos: en el plano laboral una persona puede sentirse de este modo cuando tiene un trabajo precario, en una etapa de desempleo de larga duración, ante un empleo que no conecta con la vocación profesional, al estar estancado en el trabajo…

A estas personas, nunca se les puede dar lo suficiente como para que esten bien y sean felices. Suelen tener expectativas poco realistas, siempre ven que todo a su alrededor los boicotea y nunca asumen la responsabilidad de sus propios actos. Bernardo Stamateas

En el ámbito de la pareja
Del mismo modo, el sentimiento de insatisfacción también puede darse en la relación de pareja cuando una persona pone más atención en los defectos del otro que en sus virtudes. Desde el punto de vista de la felicidad, la infelicidad viene marcada por un profundo grado de insatisfacción personal con el presente cuando la persona hace balance de su existencia y se siente lejos del punto en el que realmente le gustaría estar.

El riesgo de la insatisfacción crónica
La insatisfacción no es negativa en sí misma pero sí lo es cuando se torna crónica. Es decir, cuando la persona se acostumbra a estar en este punto.

Desde el punto de vista positivo, el sentimiento de insatisfacción ofrece una información valiosa sobre la necesidad de un cambio en un ámbito determinado. Por ello, la persona que toma conciencia de cómo se siente puede valorar hacer algo al respecto.

Luchar por la felicidad
Sin embargo, la insatisfacción se hace crónica como consecuencia del deseo de perfeccionismo o la ambición sin límites de aquel que no gradúa sus propias expectativas para adaptarlas a la realidad. Existen algunos signos que ayudan a identificar la insatisfacción: la queja constante y el pensamiento negativo son dos actitudes propias de aquel que no se siente satisfecho con aquello que tiene y aspira a más.

La persona insatisfecha vive más pendiente de la carencia y no practica la gratitud existencial. De este modo, sufre mucho porque no valora todo aquello que sí posee. Es como el niño eternamente insatischo.