Incorporar como parte del propio mundo psíquico una manifestación o conducta que originalmente es de otro.

El proceso de Internalización para Vigotsky

Es de especial importancia, para entender el desarrollo de las funciones psicológicas superiores, el fenómeno psíquico de “internalización” del sujeto, cuyo proceso de autoformación se constituye a partir de la apropiación gradual y progresiva de una gran diversidad de operaciones de carácter socio-psicológico, conformado a partir de las interacciones sociales. En esta dinámica de operaciones, la cultura se va apropiando del mismo sujeto.

Este permanente proceso de internalización cultural, científica, tecnológica, valorativa, etc., revoluciona y reorganiza continuamente la actividad psicológica de los sujetos sociales; la internalización que se manifiesta en un progresivo control, regulación y dominio de sí mismo, conducta que se evidencia en el ámbito sociocultural.

Este origen social y cultural de la conducta individual y colectiva del sujeto es sólo un ejemplo de la importancia que el fenómeno de internalización de normas, valores, etc., representan para la preservación, desarrollo y evolución de la sociedad y al cual Vigotsky define como la “ley de la doble formación o ley genética general del desarrollo cultural”.

Esta ley consiste en que, en el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: a nivel social, y más tarde, a nivel individual. Primero (entre) personas (interpsicológica) y, después en el interior del niño (intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la formación de conceptos. Todas las funciones psicológicas se originan como relaciones entre seres humanos.

En este proceso de internalización, no hay que olvidar el papel fundamental que desempeñan los “instrumentos de mediación”, que son creados y proporcionados por el medio sociocultural. El más importante de ellos, desde la perspectiva Vigotskyana, es el lenguaje (oral, escrito y el pensamiento).

Por internalización se entiende al proceso que implica la transformación de fenómenos psicológicos, a través del uso de herramientas y signos. Esta serie de transformaciones psíquicas se sintetizan de la siguiente forma:

Una operación que inicialmente representa una actividad externa, se construye y comienza a suceder interiormente.
Un proceso interpersonal queda transformado en otro de carácter intrapersonal.

Aquí en el caso del deporte podemos ejemplificar de la siguiente manera este proceso, se va aprendiendo la forma de practicar un deporte por la transmisión cultural que se va dando de generación en generación, lo que da como resultado un conocimiento adquirido desde la sociedad, para después ser llevado a un plano de aprendizaje propio, es decir intrapersonal.

La transformación de un proceso interpersonal en un proceso intrapersonal, es el resultado de una prolongada serie de sucesos evolutivos.

Vigotsky considera que la internalización hace referencia a un proceso de autoconstrucción y reconstrucción psíquica, a una serie de transformaciones progresivas internas, originadas en operaciones o actividades de orden externo, mediadas por signos y herramientas socialmente construidas.

El desarrollo de este fenómeno de internalización se presenta en una primera etapa cuando el sujeto, a partir de su nacimiento, interactúa con sus congéneres en un medio familiar y escolar sociocultural específico. Experiencias que paulatinamente se van transformando en procesos mentales.

Esta doble relación enfatiza la importancia del medio sociocultural y de los instrumentos de mediación para la autoformación y evolución de los procesos psicológicos superiores como son el pensamiento, la capacidad de análisis-síntesis, la argumentación, la reflexión o la abstracción, entre otros.

La transformación de un proceso interpersonal en un proceso intrapersonal, es el resultado de una larga serie de sucesos evolutivos y de apropiación de la cultura que, paulatinamente, van orientando la conducta individual y comunitaria que se manifiesta en acciones en el medio sociocultural circundante.

Este proceso es representativo de la proyección teórica dialéctica Vigotskyana. En tanto que es dialéctica se inicia en la sociedad y retorna a ella, pero en un nivel superior. Al respecto Vigotsky afirma “la internalización de las actividades socialmente originadas e históricamente desarrolladas es el rasgo distintivo de la psicología humana. La base del salto de la psicología animal a la humana”.

De este análisis, podemos inferir que el fenómeno de internalización, es un proceso totalmente distinto de la reproducción o copia psíquica de la realidad externa, que según Leontiev (discípulo y amigo cercano de Vigotsky), “los procesos de internalización no consisten en la transferencia de una actividad externa a un plano interno preexistente, sino que son procesos mediante los cuales este plano es transformado”.

En síntesis, en el marco de la teoría Vigotskyana los procesos de interiorización son creadores de la personalidad, de la conciencia individual y social. Son procesos fundamentales para el desarrollo de los procesos psicológicos superiores en el que participan los instrumentos de mediación, especialmente el lenguaje.

La internalización es el precursor de nuevas funciones interpsicológicas. Es la génesis de la “zona de desarrollo próximo”, por lo tanto, no es una simple copia o reflejo interno de la realidad externa, no es un mecanismo de recepción de experiencias del sujeto en su relación con la naturaleza y la sociedad, no es una transformación mecánica de algo externo en interno.

El proceso psíquico de internalización, implica que una experiencia social (el lenguaje social cotidiano del niño de preescolar o escolarizado), paulatinamente se va transformando en lenguaje de usos intelectuales (el socio-lenguaje cotidiano del niño, se va transformando en pensamientos), teniendo como etapa intermedia el lenguaje egocéntrico. En la medida de este perfeccionamiento, el sujeto va desarrollando su autonomía o independencia con los objetos reales, concretos que comienzan a manifestarse mentalmente en su aspecto abstracto.

En esta última fase de internalización, al referirnos al ejemplo del lenguaje y del pensamiento, el niño tiene la posibilidad de hacer generalizaciones de una palabra o concepto, cuando lo logra, el lenguaje se ha ido interiorizando debido a que ahora su función ha sido modificada.

Fuente: http://ernes58gmailcom.blogspot.com.ar/2008/02/proceso-de-internalizacin.html

Las dificultades emotivo-relacionales en la infancia y adolescencia

Podríamos clasificarlas en dos patrones básicos: problemas de conducta (o externalizantes) y de las emociones o internalizantes (Achenbach et al., 1983; Quay et al., 1987). Los síntomas de tipo externalizante se refieren a comportamientos caracterizados por un bajo control de las emociones, dificultades en las relaciones interpersonales, en el respeto de las reglas, irritabilidad y agresividad (Achenbach, 1991; Hinshaw, 1992). Las dificultades de tipo internalizante por su parte, se pueden relacionar con somatizaciones, inseguridad, dependencia, marcada timidez, miedos, fobias, tristeza, preocupación, inestabilidad del estado de ánimo, obsesiones, etc.

A pesar de que se ha detectado que los trastornos de tipo internalizante son los más frecuentes en la infancia (Achenbach, 1982; Achenbach et al., 1983; Quay, 1986; Siu, 2008), los trastornos de tipo externalizante son los que suelen ser objeto de atención clínica de forma más habitual, dado que resultan más visibles tanto en el contexto familiar como escolar. A pesar de que la sintomatología descrita para el factor internalizante podría asimilarse a los trastornos de las emociones (como la ansiedad, la depresión, la somatización, etc.), distintas investigaciones muestran que la internalización en la infancia y en la adolescencia no llegan a configurarse como un cuadro de dificultad o psicopatología tan delimitado como puede ocurrir en la etapa adulta (Lemos et al., 1992; López-Soler et al., 1997).

Algunos de los síntomas que se pueden detectar en niños y adolescentes con sintomatología de tipo internalizante son (Lopez-Soler et al., 2010):

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Sintomatología internalizante y ajuste personal

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A nivel social, los niños que no son aceptados en el grupo de iguales son más propensos a manifestar sentimientos de soledad y tristeza (Brendgen et al., 2002). Esta dificultad en las relaciones sociales se asocia con un menor número de actividades placenteras, lo cual refuerza también el estado de ánimo negativo del niño. Durante la infancia y adolescencia el rendimiento escolar se configura como uno de los principales aspectos a través de los que valorar y desarrollar sentimientos de confianza en uno mismo y en las propias capacidades.


Los niños con síntomas de internalización pueden presentar dificultades de concentración, que redundarán en malos resultados académicos (Cole, 1991; Patterson et al., 1991; Roeser et al., 2001), empeorando su autoestima tanto a nivel social como escolar (autoconcepto académico negativo). La relación entre internalización y autoestima se puede dar de forma bidireccional. El estado de ánimo negativo puede interferir en el rendimiento (Roeser et al., 2001) pero también los malos resultados escolares son un factor de riesgo de depresión (Herman et al., 2007) ya que alimentan la baja autoestima del alumno. La relación entre baja autoestima, internalización y sintomatología depresiva ha sido confirmada por numerosas investigaciones en las distintas etapas del ciclo vital, en el caso de la depresión infantil y adolescente esta relación también ha sido confirmada (Abramson et al., 1978; Seligman et al., 1984; Brewin et al., 1986; Bos et al., 2010; Orth et al., 2008).

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Referencias

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