Término médico que define una lesión subcutánea caracterizada por depósitos de sangre extravasada debajo de la piel intacta. Es clasificada como contusión simple y es un signo inequívoco de vitalidad. Su tamaño puede variar. Se puede localizar en la piel o en la membrana mucosa como un derrame sanguíneo difuso a través de los tejidos.

Primero se presenta una mancha roja lívida; después pasa sucesivamente por los tintes negro, azul o verdoso. Luego cambia a amarillo y, finalmente, desaparece unos veinte días más tarde.

En la mayoría de los casos es producto de una contusión.

Véase accidente y problemas circulatorios, agregando que la persona afectada se siente culpable de ser débil o frágil en ciertas situaciones. También puede fallarle delicadeza en sus movimientos a causa de una impulsividad excesiva.

Fisiopatología
Después de un trauma local, los eritrocitos o células sanguíneas son fagocitados y degradados por los macrófagos. El color rojo-azulado es producido por una enzima convertidora de hemoglobina a bilirrubina, la cual es de color azul-verdoso. La bilirrubina es convertida en hemosiderina, que tiene un color entre dorado y café, que nos da el cambio de colores.1 Es el sangrado interno de la piel provocado por la ruptura de algún vaso sanguíneo.

Clasificación
Cuando la equimosis ocasiona una elevación palpable de la piel sobre la misma se le llama hematoma o, comúnmente, moretón.2 Si su tamaño es muy pequeño se le llama petequias.
Los hematomas se pueden dividir en tamaños. Por definición, una equimosis oscila entre 1 y 2 centímetros de largo, y son más largas que las petequias (1-2 mm) o pigmentos púrpura que son mayores a 3 mm. Los hematomas también tienen bordes difusos de color púrpura azulado.3
Los dermatólogos prefieren diferenciar púrpura, petequia y equimosis por sus nombres descriptivos. Mientras que otros especialistas como Médicos Internos frecuentemente llaman a estos comúnmente como equimosis, porque la distinción no es relevante en un caso particular.