En las metáforas bélicas de las relaciones humanas, las personas nos hieren emocionalmente, y las conductas o juicios que ocupan para herirnos son para nosotros armas. Desarmamos al otro para que no nos hiera. También los otros –y nosotros, por cierto- se defienden con armas, por ejemplo, con el arma de la justificación; y aspiramos a que el otro no se defienda, para que puedan llegarle las verdades. Por cierto que quien se defiende lo hace porque no considera lo que le decimos como verdades.

La palabra desarmar (quitar las armas, separar las piezas de que se compone algo) viene del prefijo des- (inversión de la acción) sobre la palabra «arma» y esta del latín arma . Ver: arma y también desvainar.

Fuentes: Etimologías de Chile y Diccionario de Emociones, Actitudes y Conductas de la Universidad Bolivariana.