La comezón es una sensación en la epidermis que incita a rascarse. Según su grado, la sensación es más o menos irritante.  La comezón se produce en una persona que tiene mucha envidia de algo pero no se permite este sentimiento o se siente bloqueada por alguien o por las circunstancias. Vive preocupada y esto le hace sentir impaciencia y exasperación.

Cuando sientes comezón, el lugar donde se localiza es una buena indicación del área en la cual te sientes bloqueado o tienes envidia. Analiza la utilidad de esa parte de tu cuerpo. Después, consulta su descripción en este libro. Como la comezón afecta a la piel y ésta es un vínculo con la personalidad, es muy probable que te rehúses a aceptar esta envidia por miedo a herir a alguien o porque temes lo que otro pueda pensar de ti.

En lugar de llegar al extremo de que tu deseo te «coma» hasta arrancarte la piel, sería prudente que comprobaras si esta envidia es realista o si se trata sólo de un capricho. Si es así, permítete reconocerlo cuanto antes, déjalo ir y no quieras controlar todo a tu manera. Si la envidia es realista, atrévete a afrontar tus temores haciendo tus demandas y pasando a la acción.

La comezón está vinculada a la piel, el órgano sensorial más extendido del cuerpo humano. La comezón es una irritación, algo que “se resbala” debajo de la piel y que me afecta en un lugar particular o que me irrita interiormente. Me siento preocupado por deseos insatisfechos y cierta impaciencia se instala y hace que me rasco, rasco, rasco… Estos rascamientos me indican que las situaciones de mi vida no van según mis deseos. Las cosas no andan bastante rápidamente para mí.

La vida me empuja a realizar cambios rápidos. Vivo inseguridad y remordimientos a causa de todo esto. ¿Qué debo hacer para cambiar este estado? Identifico la “causa” de la irritación. ¿Está vinculada a mi padre, mi madre o alguien que amo? ¿Es una situación que quiero cambiar interiormente? Si está generalizada la irritación al conjunto del cuerpo, afecta todo mi ser de un modo muy intenso.

Si está en un lugar particular, encuentro la respuesta según la parte del cuerpo afectada. Poco importa la respuesta, la acepto porque sé que es benéfica para mí. Ya no tengo necesidad de huir o dejar lo que vivo para que desaparezcan las comezones. En cambio, si de alergias se trata, miro a qué o a quien estoy alérgico. Ya no necesitaré sentirme mal para rascarme sin parar. ¡En mis adentros, sé que la apertura del corazón cura muchos males!