Voy hacía delante con mis pies pero algo me dice que hay algo que rasca un poco… Es la callosidad, este pequeño bulto que me indica una actitud de aprensión en mi vida presente.

Es el temor a andar hacía lo desconocido con confianza porque no consigo quedar “natural”, haciendo las cosas simplemente. A mí me cuesta ir hacia delante.

Me lanzo hacía el futuro pero dudo y empujo demasiado o quizás no lo suficiente. Busco primero la causa. ¿Qué es lo que me hace vivir esto? ¿La tristeza y la pena, el temor a no tener éxito?

Naturalmente, puedo reducir el grosor de mis callos pero es insuficiente si no trabajo con la verdadera causa. Acepto ver lo que me molesta a este punto y que me impide ir hacia delante. Así estaré más “de acuerdo” con la vida. Mi confianza en el porvenir sólo será mayor.

La hiperqueratosis, vulgarmente denominada como callo o dureza, es una zona de la piel en la que se produce una acumulación de queratina correspondiente a la compactación de células muertas inertes de la epidermis en respuesta a un estímulo que puede ser, generalmente, el roce o la fricción excesiva. Las callosidades son más comunes en la zona del pie o de la mano dependiendo la actividad o factor en el cual haya surgido el callo.

Es un mecanismo de defensa de la piel, que en los pies suele asociarse a patrones de marcha y funcionamiento del pie anómalos, que provocan que determinadas zonas del pie se vean sometidas a sobrecarga, siendo la respuesta de la piel la formación de hiperqueratosis.

En otros casos, están relacionadas con el roce excesivo del calzado (sobre todo en las zonas dorsales del pie) o con la presión de dos estructuras óseas sobre la piel que las separa (como ocurre con los helomas o hiperqueratosis interdigitales).

Es frecuente también apreciar hiperqueratosis en las manos de personas que realizan trabajos con ellas.

Los callos en los pies son un signo de sobrecarga que debe ser valorado por el podólogo. El tratamiento convencional para eliminar las durezas es la quiropodia o eliminación mediante bisturí. Una vez retirada la hiperqueratosisla piel queda completamente sana, pero el factor etiológico, que es el funcionamiento anormal del pie, sigue estando presente, por lo que el problema vuelve a aparecer pasado un tiempo. Por esta razón, el tratamiento debe encaminarse no sólo a eliminar manualmente estas durezas, sino a buscar el mecanismo etiológico que las origina y compensarlo, generalmente mediante unos soportes plantares (plantillas) confeccionadas a medida.