Cuando estoy desgastado físicamente o moralmente, puedo hacerme una montaña de ideas negras, frecuentemente falsas. Así, puedo perder pie con lo real sin tener consciencia de ello, puedo despegarme de lo real. Confrontado con una realidad que no quiero ver, me invento una aunque pueda ser falsa. Entonces puedo darme razón y probar mi propia interpretación de esta realidad que no puedo aceptar. Estas interpretaciones, estos mundos imaginarios, creados de todas partes por mí – mismo, pueden también hacer recalcar mis propios miedos. Puedo tener alucinaciones cuando vivo un nivel de estrés muy elevado. Si, por ejemplo, estoy buscando un documento que necesito absolutamente y cuya pérdida representaría millones de dólares, mi cerebro podrá crear una imagen de este documento (holograma) que me parecerá muy real y que durante unos momentos, hará bajar mi nivel de estrés. Después dándome cuenta de que aluciné, puedo ahora pensar más claramente y podré o bien pedir que se me ayude a buscarlo o bien explorar otros lugares en donde se hallará probablemente el documento. Sin esta alucinación, hubiese seguido estando “preso” de mi estado de estrés. En lo que a drogas se refiere, provocan un estado de consciencia en expansión. Así, la persona puede experimentar dimensiones a las cuales no tiene acceso ordinariamente. ¿Por qué tomo droga? ¿Es una huida de mis sufrimientos interiores que no consigo, por falta de ayuda, afrontar? Puedo volverme dependiente de drogas, las que sean. Pueden darme un estado de bienestar temporal. Pero una vez “straight”, o sea de vuelta a lo normal, ya no es el mismo refrán. Entonces, ¿a dónde buscar? En uno – mismo. Solo se entra ahí con el amor y también por su propio camino personal y espiritual. Una espiritualidad que me libera de las cadenas del pasado y que me da mi libertad y mi autonomía. Puede también que después de un accidente, un estrés intenso o simplemente de mi desarrollo personal y espiritual, mi tercer ojo se abra cada vez más, lo cual me permite ver colores alrededor de las personas, corrientes de energía en el espacio o presencias traslúcidas (no materiales) en mi entorno. Así puedo tener la sensación de que alucino sobre todo porque mi sensibilidad suele ser mayor cuando tengo este tipo de percepción. Entonces, hago confianza y me siento rodeado de luz blanca y dorada, sabiendo que estoy constantemente guiado y protegido. Cada vez me gusta más descubrir y experimentar la verdadera realidad, el “Yo Soy”.

Compilado por: Ana Gonzalez  28/06/2016  08:57pm
Fuente: Libro, Obedece a Tu Cuerpo, Amate – Escrito por Lise Bourbeau