Sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos.

«los pintores daban a sus retratos de la Corte y la nobleza un tono de frío distanciamiento y de severa altivez que es típico de la pintura europea aristocrática de la época del manierismo»

Existe otra razón para evitar el orgullo indebido: si lo dejamos crecer en el corazón, puede convertirse en una de las expresiones más detestables del orgullo, a saber, la altivez o la altanería.

¿Qué es la altivez, y qué dijo Jesús al respecto?
La persona altiva no solo se considera superior a los demás, sino que es despectiva en su trato (Lucas 18:9; Juan 7:47-49). Jesús incluyó la “altanería” en la lista de cosas malas que salen “del corazón” y “contaminan al hombre” (Marcos 7:20-23). De ahí la importancia de no dejar que el corazón se vuelva altivo.

altivez1¿Por qué es conveniente que analicemos algunos ejemplos bíblicos de altivez?
4 Para evitar la altivez, es conveniente que analicemos algunos pasajes bíblicos de personas que tuvieron ese defecto. De este modo estaremos mejor preparados para detectar sentimientos impropios de orgullo que tal vez existan en nosotros o que puedan aflorar más adelante. Tal análisis nos ayudará a desechar pensamientos o sentimientos que pudieran volvernos altivo el corazón. Si así lo hacemos, no sufriremos daño cuando Dios actúe contra este mundo en conformidad con la advertencia que dio a su antigua nación: “Removeré de en medio de ti a los tuyos que altivamente se alborozan; y nunca más serás altiva en mi santa montaña” (Sofonías 3:11).

Dios se encarga de los altivos
¿Cómo demostró su altivez el Faraón, y con qué consecuencias?
También es posible conocer lo que Jehová opina de la altivez por el trato que dio a ciertos gobernantes poderosos, como el Faraón de Egipto, quien ciertamente tenía un corazón altivo. Considerándose un ser divino al que había que adorar, despreciaba a sus esclavos, los israelitas. A la solicitud de que los dejara ir al desierto ‘para que le celebraran una fiesta’ a Jehová, respondió con arrogancia: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz y envíe a Israel?” (Éxodo 5:1, 2).

Tras castigar al rey egipcio con seis plagas, Jehová mandó a Moisés a preguntarle: “¿Todavía estás portándote altivamente contra mi pueblo al no enviarlo?” (Éxodo 9:17). A continuación, Moisés anunció la séptima plaga: una granizada que arruinó la tierra. Tan pronto como se liberó a los israelitas después de la décima plaga, el Faraón cambió de parecer y salió a perseguirlos. Finalmente, el Faraón y sus ejércitos quedaron atrapados en el mar Rojo. Imaginemos los pensamientos que debieron cruzar por su cabeza cuando las aguas los cubrían. ¿Qué consecuencias tuvo la altivez de aquel gobernante? Sus tropas de élite exclamaron: “Huyamos de todo contacto con Israel, porque Jehová ciertamente pelea por ellos contra los egipcios” (Éxodo 14:25).

altaneria2¿Cómo demostraron su altivez los monarcas babilonios?
7 Hubo otros gobernantes engreídos a quienes Jehová humilló. Uno de ellos fue Senaquerib, rey de Asiria (Isaías 36:1-4, 20; 37:36-38). Andando el tiempo, Asiria fue conquistada por Babilonia, y más tarde dos altivos monarcas babilonios también fueron humillados. Recordemos el banquete que celebró el rey Belsasar, en el que él y sus invitados reales alabaron a sus dioses bebiendo vino en las copas tomadas del templo de Jehová; de repente apareció una mano humana que comenzó a escribir en la pared. Cuando se le pidió al profeta Daniel que descifrara el misterioso mensaje, este le recordó al rey: “El Dios Altísimo mismo dio a Nabucodonosor tu padre el reino […]. Pero cuando su corazón se hizo altivo […], fue bajado del trono de su reino, y su propia dignidad le fue quitada. […] En cuanto a ti, su hijo Belsasar, tú no has humillado tu corazón, aunque sabías todo esto” (Daniel 5:3, 18, 20, 22). Esa misma noche, el ejército medopersa conquistó Babilonia, y Belsasar fue muerto (Daniel 5:30, 31).

¿Cómo se encargó Dios de ciertos hombres altivos?
8 Pensemos, asimismo, en otros hombres insolentes que despreciaron al pueblo de Jehová: el gigante filisteo Goliat, el primer ministro persa Hamán y el rey Herodes Agripa, que gobernó la provincia de Judea. Dios hizo que por su arrogancia sufrieran una muerte humillante (1 Samuel 17:42-51; Ester 3:5, 6; 7:10; Hechos 12:1-3, 21-23). La manera como Dios se encargó de estos hombres altivos recalca la siguiente verdad: “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse; y un espíritu altivo, antes del tropiezo” (Proverbios 16:18). Es evidente, pues, que “Dios se opone a los altivos” (Santiago 4:6).

¿Qué traición cometieron los reyes de Tiro?
A diferencia de los soberbios gobernantes de Egipto, Asiria y Babilonia, el rey de Tiro colaboró en un principio con el pueblo de Dios. Durante los reinados de David y Salomón proporcionó materiales y artesanos de gran habilidad para la construcción de los edificios reales y del templo de Dios (2 Samuel 5:11; 2 Crónicas 2:11-16). Lamentablemente, los reyes de Tiro acabaron volviéndose contra el pueblo de Jehová. ¿Por qué motivo? (Salmo 83:3-7; Joel 3:4-6; Amós 1:9, 10.)

altivez“Tu corazón se hizo altivo”
¿Quién es semejante a los reyes de Tiro? ¿Por qué cambió la actitud de los tirios hacia Israel?
10 Jehová inspiró al profeta Ezequiel para que denunciara y condenara a la dinastía real de Tiro. El mensaje dirigido al “rey de Tiro” contiene expresiones aplicables tanto a la dinastía tiria como al primer traidor, Satanás, quien “no permaneció firme en la verdad” (Ezequiel 28:12; Juan 8:44). Al principio, Satanás era un espíritu leal que formaba parte de la organización de hijos celestiales de Jehová. Mediante Ezequiel, Jehová Dios indicó la causa básica de la deslealtad de la dinastía tiria y de Satanás:

“En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar. Toda piedra preciosa fue tu cobertura […]. Tú eres el querubín ungido que cubre […]. Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti. Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia, y empezaste a pecar. Y yo […] te destruiré, oh querubín que cubre […]. Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de tu radiante esplendor.” (Ezequiel 28:13-17.) En efecto, la altivez indujo a los reyes tirios a tratar con violencia al pueblo de Jehová. Tiro acumuló grandes riquezas como centro del comercio y fue famoso por la belleza de sus productos (Isaías 23:8, 9). Sus reyes se volvieron arrogantes y empezaron a oprimir al pueblo de Dios.

¿Qué llevó a Satanás a volverse traidor, y qué sigue haciendo?
De igual manera, la criatura espiritual que se convirtió en Satanás contó inicialmente con la sabiduría necesaria para desempeñar cualquier comisión que Jehová le diera; pero en vez de estar agradecido, “se [hinchó] de orgullo” y despreció el modo de gobernar de Dios (1 Timoteo 3:6). Lleno de ínfulas, comenzó a ambicionar que Adán y Eva lo adoraran a él. Una vez que su mal deseo se hizo fecundo, dio a luz el pecado (Santiago 1:14, 15). Satanás persuadió a Eva para que comiera del fruto del único árbol que Dios les había prohibido, y luego la utilizó para incitar a Adán a hacer lo mismo (Génesis 3:1-6). Así, nuestros primeros padres rechazaron el derecho de Dios a gobernarlos y llegaron a ser adoradores de Satanás. La altivez del Diablo no conoce fronteras. De hecho, él ha procurado tentar a todas las criaturas inteligentes del cielo y la Tierra, incluso a Jesucristo, a que lo adoren y rechacen la soberanía de Jehová (Mateo 4:8-10; Revelación [Apocalipsis] 12:3, 4, 9).

¿Qué fruto ha producido la altivez?
Como hemos visto, la altivez empezó con Satanás, y es la raíz del pecado, el sufrimiento y la corrupción que existen en el mundo. El Diablo, en su papel de “dios de este sistema de cosas”, sigue fomentando el orgullo y la altivez (2 Corintios 4:4). Consciente de que le queda poco tiempo, guerrea contra los cristianos verdaderos. Su objetivo es apartarlos de Dios y convertirlos en personas egoístas, presumidas y altivas. La Biblia predijo que estas características carnales serían comunes en estos “últimos días” (2 Timoteo 3:1, 2, nota; Revelación 12:12, 17).

¿Qué pauta sigue Jehová al tratar con sus criaturas inteligentes?
Jesucristo, por su parte, denunció con valor las nefastas consecuencias de la altivez de Satanás. Por lo menos en tres ocasiones y delante de enemigos que se creían moralmente superiores, marcó la pauta que Jehová sigue al tratar con la humanidad: “Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Lucas 14:11; 18:14; Mateo 23:12).

altaneria

Así es como se observa la altivez, desde el punto de vista científico.

Protejamos el corazón contra la altivez
¿Por qué se volvió altiva Agar?
Tal vez haya notado que los ejemplos de altivez citados son de hombres prominentes. ¿Significa esto que la gente común y corriente no tiende a la arrogancia? De ninguna manera. Veamos un episodio que tuvo lugar en la familia de Abrahán. El patriarca no tenía hijo que lo sucediera, y su esposa, Sara, ya no estaba en edad fértil. Era costumbre que un hombre en tales circunstancias tomara una segunda esposa y tuviera hijos con ella. Dios toleró tales uniones porque aún no era el momento de restablecer la norma original del matrimonio entre sus siervos verdaderos (Mateo 19:3-9).

A instancias de su mujer, Abrahán accedió a engendrar un heredero potencial a través de Agar, la sirvienta egipcia de Sara. Como esposa secundaria del patriarca, Agar quedó embarazada; pero en lugar de mostrarse agradecida por su honrosa posición, dejó que su corazón se tornara altivo. “Cuando ella se dio cuenta de que estaba encinta, entonces su ama empezó a ser despreciada a los ojos de ella”, dice la Biblia. Su actitud ocasionó tanto conflicto en la familia de Abrahán que Sara hizo que huyera. Pero el problema tenía solución. El ángel de Dios le aconsejó a Agar: “Vuélvete a tu ama y humíllate bajo su mano” (Génesis 16:4, 9). Al parecer, ella siguió el consejo, corrigió su actitud hacia Sara y fue la antecesora de una gran multitud.

¿Por qué debemos todos evitar la altivez?
El caso de Agar muestra que cuando la situación de una persona mejora, esta puede volverse altiva. La lección es que las riquezas o la autoridad pueden engreír incluso a un cristiano que haya servido a Jehová con corazón puro. También es posible que se vuelva soberbio si otros lo alaban por sus éxitos, sabiduría o capacidad. Efectivamente, el cristiano debe estar alerta para no dejar que la altivez se aloje en el corazón, sobre todo si tiene éxito en lo que hace o si se le confían más responsabilidades.

La principal razón para evitar la altivez es la opinión que Dios tiene de ella. Su Palabra afirma: “Ojos altivos y un corazón arrogante —lámpara de los inicuos— son pecado” (Proverbios 21:4). Es interesante el hecho de que la Biblia exhorta especialmente a los cristianos “que son ricos en el presente sistema de cosas” a que no sean “altaneros” u “orgullosos” (1 Timoteo 6:17, nota; Deuteronomio 8:11-17). Por su parte, los cristianos que no son ricos deben evitar tener un “ojo envidioso” y han de recordar que la altivez puede desarrollarse en cualquiera de nosotros, seamos ricos o pobres (Marcos 7:21-23; Santiago 4:5).

¿De qué manera echó a perder Uzías su espléndida trayectoria?
La altivez, junto con otros defectos, puede echar a perder una buena relación con Jehová. Pongamos por caso a Uzías, quien en la primera parte de su reinado “siguió haciendo lo que era recto a los ojos de Jehová […]. Y continuamente tendió a buscar a Dios […]; y, en los días de buscar él a Jehová, el Dios verdadero lo hizo próspero” (2 Crónicas 26:4, 5). Por desgracia, aquel rey empañó su espléndida trayectoria porque “su corazón se hizo altivo aun hasta el punto de causar ruina”. Lleno de soberbia, entró en el templo a ofrecer incienso, y cuando los sacerdotes trataron de disuadirlo para que no realizara esa acción insolente, “Uzías se enfureció”. Como consecuencia, Jehová lo castigó con lepra, y, finalmente, murió sin el favor de Dios (2 Crónicas 26:16-21).

¿Qué puso en peligro la buena reputación de Ezequías? ¿Qué analizaremos en el siguiente artículo?
Comparemos el caso del rey Uzías con el de otro rey, Ezequías, quien en cierta ocasión estuvo a punto de manchar su excelente reputación “porque su corazón se hizo altivo”. Afortunadamente, “Ezequías se humilló por la altivez de su corazón” y recobró el favor de Dios (2 Crónicas 32:25, 26). Observemos que el remedio contra su altivez fue la humildad. En efecto, la humildad es lo opuesto a la altivez. Por lo tanto, en el siguiente artículo analizaremos cómo cultivar y mantener la humildad cristiana.

¿Qué pueden esperar con anhelo los cristianos humildes?
No olvidemos, pues, el mal fruto que ha producido la altivez. Dado que “Dios se opone a los altivos”, resolvámonos a rechazar el orgullo impropio. Si seguimos luchando por ser cristianos humildes, podemos esperar con anhelo sobrevivir al gran día de Dios, en el que se eliminará de la Tierra a los altivos juntamente con su fruto. En ese día, “la altivez del hombre terrestre tiene que inclinarse, y la altanería de los hombres tiene que ser rebajada; y solo Jehová tiene que ser puesto en alto” (Isaías 2:17).

Preguntas para meditar
• ¿Cómo describiría usted a una persona altiva?
• ¿Con quién empezó la altivez?
• ¿Qué cosas pueden hacer que una persona se vuelva altiva?
• ¿Por qué debemos evitar la altivez?

Fuente: http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1200001919