Adposición, adposicional: Las lenguas generalmente tienen palabras cortas (como «en«, «por«, y «de«) que expresan una relación estática con una frase u otro elemento nominal (su objeto), como por ejemplo, una relación locativa, temporal, o posesiva. Si preceden a su objeto se llaman preposiciones, y si lo siguen se llaman posposiciones. El español y el inglés, como muchas otras lenguas del mundo (incluso las lenguas otomangues y mayas de México), tienen preposiciones; otras lenguas (p.ej.: las lenguas yuto-nahuas) usan posposiciones para expresar conceptos semejantes. Las dos clases juntas forman la clase de adposiciones. Las adposiciones son transitivas.

La adposición con su objeto puede funcionar como modificador de un sustantivo (función adjetival) o de un verbo (función adverbial); i.e., se pueden utilizar las adposiciones para expresar relaciones o de cosas o de procesos con respecto a su objeto. Por ejemplo: en la frase «el libro en el piso» se localiza «(el) libro» (sustantivo modificado) con respecto a «el piso» (objeto), y esto constituye un uso adjetival de la frase preposicional «en el piso«. En contraste, en «se cayó en el piso» lo que se localiza es más bien el fin del proceso de caerse (verbo modificado), y esto constituye un uso adverbial de la frase preposicional.

Las adposiciones pueden ser palabras totalmente independientes, o pueden ser ligadas con su objeto más o menos cercanamente, hasta el punto de ser, en algún sentido, afijos; en este caso se pueden llamar adposiciones clíticas o afijos adposicionales. Por ejemplo: en el nawatl de Orizaba, la forma «nopan» ‘sobre mí’ tiene el sufijo posposicional «-pan» ‘sobre’ ligado a su objeto «no-» ‘mí’. En forma semejante, ‘sobre la tierra’ sale en nawatl como «tlâlpan«, con «-pan» ligado al objeto «tlâl» ‘tierra’. [inglés: adposition, adpositional]

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