Admirar es ad-mirar. Mirar hacia arriba. La admiración no tiene envidia cuando se siente al otro legítimamente y cabalmente superior, cuando se le otorga a cabalidad la condición. Frente al que es superior como ser, su grandeza te agranda a ti también, porque te muestra lo posible para tí. Ahí se siente pura admiración.

Pero si el otro sólo tiene ciertos atributos que los quiere hacer valer como superiores, se cuida de no tras pasarte nada, de que tú nunca llegues a tenerlos, porque él depende de su sentimiento de superioridad.

Él necesita hacerte sentir bajo y rebajado porque tú no los tienes. Busca tu envidia. Si enganchas con la envidia una parte tuya se cree y se siente menos. Entonces reaccionas queriendo destruir al otro, porque no toleras la pequeñez de ti que sientes ante él. Si envidias a una persona es que deseas los atributos que tiene, pero no lo valoras como ser humano, porque percibes su debilidad en su necesidad de ser admirado.

Palabras en la familia de la admiración: soprenderse, maravillarse, encandilarse, suspenderse, deslumbrarse, sobrecogerse, fascinarse, encantarse, entusiasmarse, contemplar, asombrarse, pasmarse, extasiarse.

Fuente: Diccionario de Emociones, Actitudes y Conductas. Del autor: Eduardo Yentzen Peric