Subclase de la acción humana que supone la interacción de los agentes y su mutua orientación, o la acción de grupos. Aunque todas las acciones inteligibles son sociales en algún sentido, las acciones sociales han de estar dirigidas a otros. Talcott Parsons (1902-1979) capturó lo distintivo de la acción social con su concepto de «doble contingencia», y otros filósofos y sociólogos, como Weber, G. H. Mead y Wittgenstein, han desarrollado conceptos similares. Si en la acción monológica el cumplimiento de los propósitos de los agentes sólo depende de hechos contingentes sobre el mundo, el éxito de la acción social es también contingente con respecto al modo en que reaccionen otros ante lo que hace el agente y a la reacción del agente frente a otros agentes, y así sucesivamente. Un agente se comunica con éxito, por ejemplo, no sólo encontrando una expresión apropiada en un sistema simbólico existente, sino también entendiendo cómo le entenderán otros agentes.

La teoría de juegos describe y explica otro tipo de doble contingencia en su análisis de la interdependencia de elecciones y estrategias entre agentes racionales. Los juegos son también significativos en otros dos aspectos. En primer lugar, ejemplifican los requisitos cognitivos de la interacción social, como se ve en el análisis de Mead de la adopción de una perspectiva por parte del agente: como sujeto («yo») soy un objeto para los demás («a mí») y puedo adoptar una perspectiva en tercera persona junto a otros en la misma interacción («el otro generalizado»). En segundo lugar, los juegos están regulados por reglas compartidas y mediados por significados simbólicos; el argumento contra el lenguaje privado de Wittgenstein establece que las reglas no pueden seguirse «privadamente». Filósofos como Peter Winch concluyen a partir de ese argumento que seguir reglas es una característica distintiva básica de la acción social.

Algunas acciones son sociales en el sentido de poder ser ejecutadas sólo por grupos. Los individualistas (Weber, Jon Elster y Raimo Tuomela, entre otros) creen que esas acciones pueden analizarse como la suma de las acciones de los individuos.

Pero los holistas (como Marx, Durkheim y Margaret Gilbert) rechazan esa reducción y alegan que en la acción social los agentes han de verse a sí mismos como miembros de una agencia colectiva. El holismo tiene versiones más fuertes y más débiles: los holistas radicales, como Durkheim y Hegel, conciben el sujeto colectivo como algo singular, la conciencia colectiva de una sociedad. Los holistas moderados, como Gilbert y Habermas, creen que las acciones sociales tienen sujetos colectivos plurales, y no singulares. Los holistas suelen afirmar la plausibilidad de su tesis refiriéndose a contextos y secuencias de acciones más amplios, como sistemas simbólicos compartidos o instituciones sociales. Las explicaciones de acciones sociales no se refieren, así, sólo a las expectativas mutuas de los agentes, sino también a esos contextos causales más amplios, a significados compartidos y a mecanismos de coordinación. Las teorías de la acción social tienen que explicar así la emergencia del orden social, y las propuestas van desde la autoridad coercitiva de Hobbes al consenso valorativo sobre objetivos compartidos entre los miembros del grupo de Talcott Parsons

Fuente: DICCIONARIO AKAL DE FILOSOFÍA