El origen de la palabra eufemismo es griego. Procede de “euphemía”, término compuesto por εὗ o “eu” que alude a lo que es bueno o favorable, y por φήμί o “pheme” que significa decir o hablar. Eufemismo de acuerdo a su etimología es, entonces, un buen o correcto decir, que consiste en manifestarse de forma que no resulte hiriente u ofensivo.

Concepto de eufemismo
Muchas veces necesitamos expresar ideas, apreciaciones o sentimientos y hacerlo con ciertas palabras puede resultar vulgar, grosero o hiriente, mientras que otras que significan lo mismo o parecido, sin embargo, suenan más corteses, elegantes o decorosas, pues son lo que llamamos “políticamente correctas”, suavizando y disimulando la connotación que podrían tener las palabras reemplazadas en la interpretación del receptor del mensaje.

Ejemplos: “no me vengas con eufemismos, dime directamente que estoy viejo, en lugar de decirme señor con experiencia”, “No le digas gordo, suena cruel, robusto es más aceptable” o “Me dirigí a los alumnos usando las palabras vulgares con las que conocen a los órganos sexuales para ser más claro y directo, aunque muchos padres me recriminaron por no haber utilizado eufemismos, y me trataron de grosero”.

Algunas realidades pueden resultar crueles y se las intenta suavizar con palabras: Interrupción del embarazo para hablar de un aborto, intervención militar para referirse a una guerra, o mujer de vida licenciosa para llamar a una prostituta.

Muchas instituciones cuyas denominaciones resultan duras, sustituyen sus denominaciones por eufemismos, por ejemplo, “centro de readaptación social” en lugar de cárcel, o clínica psiquiátrica en lugar de manicomio.

Pueden también usarse para mantener en secreto nombres que no pueden revelarse por su carácter oficial, peligroso o sagrado.

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