Necesidad orgánica o psíquica que hace a la persona débil y dependiente. Puede serlo a una sustancia química, a una adulación o a un reconocimiento. Normalmente al adicto se le crea, a través de suministrarle algo que le complace hasta que llega a depender de ello. También se llega a la adicción por la necesidad de evasión de sentimientos desagradables, sentimientos que también fueron inoculados en la persona. Para el adicto, e trata de un impulso que no puede evitar, porque la fuerza que tiene supera cualquier fuerza propia de contención. Necesita para luchar contra ello del apoyo de una fuerza externa, proveniente de otra persona o grupo. El adicto es víctima, su condición es una de debilidad, no cabe la condena sino la compasión y la ayuda.

La palabra «adicción» viene del latín addictio y significa «acción y efecto de adjudicar, dependencia de drogas u otra sustancia que hace mal para la salud». Sus componentes léxicos son: el prefijo ad- (hacia), dicere (decir, indicar, mostrar, litigar, señalar un derecho, etc.), más el sufijo -ción (acción y efecto). Ver: prefijos, sufijos, otras raíces latinas, añadir, adicto y también tradición.

Enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa y/o alivio a través del uso de una sustancia u otras conductas. Esto implica una incapacidad de controlar la conducta, dificultad para la abstinencia permanente, deseo imperioso de consumo, disminución del reconocimiento de los problemas significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonales así como una respuesta emocional disfuncional.2​ El resultado es una disminución en la calidad de vida del afectado (generando problemas en su trabajo, en sus actividades académicas, en sus relaciones sociales y/o en sus relaciones familiares o de pareja). La neurociencia actualmente considera que la adicción a sustancias y a comportamientos comparten las mismas bases neurobiológicas.

Además del consumo de sustancias psicoactivas existen adicciones a procesos como la adicción al sexo, la adicción al juego (ludopatía), la adicción a la pornografía, la adicción a la televisión, al deporte, la adicción a las nuevas tecnologías (tecnofilia), al móvil (nomofobia) y la adicción a Internet.

El uso de sustancias con características psicoactivas ha acompañado a la humanidad desde los albores de la civilización.​ Se piensa que los antiguos primates antecesores del hombre tenían un gusto por las frutas sobremaduradas, que presentaban cierta cantidad de azúcares fermentados a alcohol etílico. La ingesta de dichos frutos implicaba una ventaja adaptativa, ya que eran ricos en azúcares en comparación con los frutos menos maduros. Esto pudo haber seleccionado evolutivamente el gusto por las bebidas alcohólicas.

La adicción a sustancias

Es un padecimiento crónico, recurrente, progresiva y en ocasiones mortal que se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de drogas, a pesar de sus consecuencias nocivas. Se considera una enfermedad del cerebro porque las sustancias psicoactivas y las conductas compulsivas modifican la estructura y funcionamiento de ciertas áreas de este órgano. Implica una dependencia de una sustancia, actividad o relación debido a trastornos que esta causa en los circuitos de recompensa, motivación y memoria (véase núcleo accumbens) de la persona afectada. [cita requerida].

Está conformada por los deseos que consumen los pensamientos y comportamientos (síndrome de abstinencia) de la persona, y estos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o efecto deseado y para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos adictivos). A diferencia de los simples hábitos o de las influencias consumistas, las adicciones son «dependencias» que traen consigo graves consecuencias. Estas consecuencias afectan negativamente la vida personal y social del individuo y su salud (física y mental), además de que limitan la capacidad de funcionar de manera efectiva. Es adicta la persona que cree que no puede vivir sin el objeto de su adicción, por lo cual lo busca de forma permanente y compulsiva.

El adicto no controla su adicción, sino que vive en función de ésta: este es el eje y el condicionante de toda su rutina; si trata de salir repentinamente de esta rutina, se ve afectado por problemas de ansiedad y, por lo general, vuelve a caer en el consumo de su adicción, aunque puede dejar de ser adicto después de pasar por una fase comúnmente llamada «mono».

Fuentes: Etimologías de Chile y Diccionario de Emociones, Actitudes y Conductas de la Universidad Bolivariana.